miércoles, 9 de abril de 2008

No más Emilios

Un barman de un elegante prostíbulo antofagastino, que en sus horas libres ayuda al dueño de una radioemisora como reportero radial, aseguró ver a un jugador en el citado prostíbulo. Un periodista que le cree aprovecha su tribuna para acusar publicamente al futbolista . Dos jóvenes futbolistas, decentes, con nivel cultural y social sobre la media señalan que el jugador jamás salió de la habitación que compartían. La noche de los hechos.
El club deportivo, apoya al jugador y señala que debe hacerlo porque parte de su patrimonio está afectado. Los jugadores, defienden a la familia, hablan de los hijos dañados, de la honra de las personas. (Al final del día son los más sanos de esta cadena. )
Para que jamás haya un nuevo Emilio, hay que exigir que paguen los que enlodaron gratuítamente. Hay que sancionar a los fariseos que exigen corrección para otros y que por otra parte dañan sin piedad.
Por una vez, una maldita vez, que se vayan, que se vayan para siempre, que los sancionen, que no hay crimen más horrendo y cobarde que asesinar la imagen.

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