miércoles, 18 de febrero de 2015

Unión Española

Los accionistas y directores de Unión Española SADP me han honrado con la Presidencia del Directorio del club deportivo que, desde 1897, representa en el fútbol profesional a la Colectividad Española Residente en Chile. Por mandato de la Ley 20.019 sobre Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales la histórica corporación de derecho privado sin fines de lucro, Unión Española, debió transformarse en una Sociedad Anónima Deportiva Profesional y en ese carácter fue adquirida por el Colegio Internacional SEK-Chile quien a su vez es parte de la Institución Internacional SEK. La Institución Internacional SEK es una corporación educacional española fundada en 1892, con más de 100 años en la educación privada y con presencia en 12 países de Europa, América del Norte, Centroamérica, América del Sur y Sud-África. En Chile tiene 2 colegios en las comunas de Las Condes y Con-Con. Además el Grupo SEK es es propietario de la Universidad SEK-Chile. Como toda sociedad anónima, Unión Española SADP, es una persona jurídica con sus propios objetivos, políticas y estrategias, con un gobierno corporativo integrado por directores representantes del accionista y también por directores independientes. La política institucional y deportiva del club apunta a un crecimiento sostenible en el tiempo, apuntalado en un decidido compromiso del accionista con el futuro del club; en una gestión muy racional y eficiente en todos sus estamentos administrativos y en una dirección técnica competente y con fuerte liderazgo para sostener un modelo de trabajo que no sólo se ha transformado en un exitoso estilo de juego sino en un activo del club. Unión Española no alcanza a financiarse con las fuentes tradicionales de la Industria del Fútbol -recaudación, televisión y marketing- por lo que está obligada a una gestión innovadora y responsable en una actividad de alto costo operacional y en la que algunos también compiten capturando los mejores recursos humanos del otro, lo que no sólo los fortalece sino que, de paso, debilita al rival. Por ello, los que están en el fútbol saben que a veces, y a pesar de la intención en contrario, hay que allanarse a las oportunidades que se les presentan tanto a los jugadores como a los propios clubes. La viabilidad del club por un lado y el compromiso del jugador por otro, son factores clave para que haya excelencia sustentable. No se trata de mercancías sino de personas que tienen derecho a recibir oportunamente buenos salarios y/o asegurar su futuro abogando por el cambio o transferencia. Por ello, es errado leer que tras la venta de jugadores íconos hay una voluntad directiva de liquidar o renunciar a la grandeza de los clubes, sino todo lo contrario. Unión Española SADP es uno de los cuatro clubes que dispone de estadio propio para competir, lo que en su momento demandó al nuevo propietario una millonaria inversión en remodelación y obliga a nuestros gestores a financiar permanentes gastos de mantención y administración, costos que no tienen los demás clubes que no mantienen y sólo usan instalaciones públicas, generalmente municipales, contra el pago de un canon de arriendo. Como el estadio propio de UE sólo se usa para competencias, para los entrenamientos, tanto del primer equipo como del fútbol joven, se han suscrito convenios de uso con dos importantes complejos deportivos privados mejorando la calidad de la infraestructura de apoyo. Sin perjuicio de lo anterior, desde hace algunos años hemos estado reuniéndonos con diferentes Municipalidades de la Región Metropolitana para levantar a la brevedad una ciudad deportiva cuya construcción ya está financiada. También es clave para darle sustentabilidad a un club el trabajo del fútbol joven. Los jugadores formados en nuestra cantera y que están jugando en el primer equipo son la mejor prueba de ese buen trabajo y hablan más que mil palabras. Aún tenemos asignaturas pendientes en dicho trabajo y vamos por la mejora continua. "Orgullo de Generaciones" lo hemos hecho nuestro lema y nos obliga a recordar nuestra historia, acercarnos a la colectividad española y, en especial, a nuestros hinchas y deportistas de siempre. Nos interesa recuperar la relación con nuestras raíces y hemos abierto la puerta del club a todos los que deseen abonarse en condiciones muy favorables. Este año 2015 cumplimos 40 años del Vice-Campeonato de la Copa Libertadores de 1975 y 10 años del Campeonato Oficial 2005. Ambos hitos los vamos a celebrar reconociendo a sus dirigentes y deportistas tal como lo hemos hecho al entregar un carnet vitalicio que permite el acceso liberado a nuestro estadio a todos los jugadores que integraron nuestros planteles alguna vez campeones. Queremos que nuestro estadio siga siendo un lugar para ver fútbol en familia y tenemos el desafío de ir mejorando todo aquello que sea necesario para que los asistentes vivan buenas experiencias en el Santa Laura-Universidad SEK. El deporte de alto rendimiento requiere un factor motivacional. Por eso, se dispara en el pie el hincha que insulta y menosprecia a su jugador en vez de apoyarlo y animarlo. El hincha debe asumir que es la continuidad del video motivacional o la arenga técnica y en nuestra cancha ese apoyo se valora con creces y nos debiera enorgullecer como atributo social. Unión conoce historias propias de héroes indomables a la hora de conquistar sus sueños. Su legado lo recogemos todos y, en especial, nuestros propios jugadores que un día también dejaron sus hogares y sus familias para ganarle a la vida, igual que los emigrantes españoles que fundaron Unión Española.

Educación: una mirada desde la cancha

Esta no es una versión más del reiterado discurso de los valores sociales asociados a la práctica deportiva. Es indesmentible que el deporte es una escuela de habilidades sociales que complementan la instrucción en temas técnicos pero que - a diferencia de éstos - no caducan y acompañan al alumno durante toda su vida y en diferentes puestos de trabajo e industrias por lo que también se les conocen como " habilidades transportables". El ánimo de esta columna es reivindicar a un grupo de interés de la educación que no ha estado en el radar de las reformas publicitadas. Escribo para apoyar el derecho a la educación de los miles de deportistas a los que el sistema ignora y les impide conciliar su derecho a la educación y su legítimo derecho al deporte que ya sabemos trae importantes beneficios sociales. Hoy un joven deportista, en especial si es de alto rendimiento, no tiene facilidades de estudio ni puede acogerse a planes de educación especial en un establecimiento tradicional. Las opciones de alumno libre, vespertino y/o el régimen de dos años en uno es restrictivo y la condición de deportista no habilita per se a ejercerlas. En todos los casos, se está a la discreción y buena voluntad de un colegio o profesor comprensivo. Este joven ni siquiera tiene derecho a postergar una prueba si ésta coincide con una competencia deportiva. Es frecuente escuchar quejas contra establecimientos o profesores sin ninguna empatía con el deportista que menosprecian la cultura física rebajando con dicho desaire su propio acervo y prestigio académico. En la práctica, por los beneficios que espera obtener en el futuro dedicándose al deporte profesional, el joven deportista, avalado por su familia que en la mayoría de los casos no tiene recursos para pagar colegios especiales para deportivas, abandona el estudio formal. Así es, por ejemplo, en el caso del fútbol donde los muchachos con condiciones y futuro se retiran del colegio y se preparan para trabajar en la profesión de futbolista gracias a la formación gratuita que les da su club de fútbol. En Chile miles de deportistas, con recursos propios y subsidiando al estado en su obligación de educar, se forman con calidad en habilidades transportables y cientos de ellos en la carrera de deportista profesional si hacen de la práctica deportiva su forma de vivir. Es curioso y contradictorio que el propio Estado tolere que los agentes a los que entrega millonarios recursos para educar prohíban o dificulten este derecho a los estudiantes que son deportistas de alto rendimiento. Universidades, institutos y colegios financiados por el estado hacen imposible con sus reglamentos y normas internas que los ciudadanos hagan deporte y, de paso, impiden que se cumplan objetivos estatales a los que también se destinan recursos públicos. Es una contradicción que debe eliminarse no sólo por una cuestión de coherencia política sino por una ordinaria buena gestión. Sugiero más voz y principalmente más oídos para los deportistas en el debate educacional. Pido apoyo efectico, con normas imperativas a los establecimientos educacionales de cualquier condición, para establecer planes de estudios que hagan posible los derechos sociales al deporte y a la educación. Aprovecho para destacar a los clubes y dirigentes del fútbol profesional. El fútbol joven es “de facto” un colegio técnico-profesional que educa con las habilidades necesarias para ejercer la legítima profesión de futbolista. Profesión que, en un país con escasas ofertas de trabajo juvenil, permite a miles de jóvenes trabajar y ganar sueldos dignos que superan con creces la remuneración media de otros empleos en el mercado laboral chileno. El fútbol desde siempre ha salido a captar su fuerza laboral mostrando una visión que no todas las industrias nacionales han tenido pero que ya la empiezan a necesitar. Forma y emplea a cientos de jóvenes sin recibir ninguna ayuda estatal en un contexto donde fluyen millones en subvenciones escolares y subsidios de empleo juvenil hacia establecimientos y organismos que no muestran resultados tan probados como los del fútbol. Es de justicia reconocer la contribución del fútbol tanto a la educación en habilidades sociales como a la formación para el empleo de la juventud. También lo sería -tal como se hace en otras áreas con empresas y corporaciones- evaluar que se destinen fondos públicos para ayudar a financiar esa notable contribución educativa y laboral del futbol chileno.

Deporte e Hispanidad en Chile

En Octubre es inevitable recordar los hechos históricos del Encuentro de Dos Mundos por el Viaje de Colón a las Indias Occidentales. También es el Día Nacional de España y por ello se convocan todos los emigrantes españoles radicados en Chile y que han dado vida a una potente red de instituciones españolas desde Arica a Punta Arenas conocidas como los Centros o Estadios Españoles. Al recordar la influencia española en distintos quehaceres de nuestra vida nacional, surge el deporte como un ámbito donde la figura de España y sus emigrantes también está presente. El futbol chileno tiene entre los equipos fundadores de la Liga Profesional a Unión Española, club que ha escrito páginas deportivas brillantes. Ha ganado en siete oportunidades el Campeonato Nacional; dos veces la Copa Chile y una vez el Vice Campeonato en la Copa Libertadores de América. Su Estadio Santa Laura-Universidad SEK no sólo es el mejor recinto para ver fútbol en Chile sino que es considerado desde siempre el Estadio del Fútbol Chileno. Asimismo, dos destacados presidentes de la Unión Española, Francisco Fluxá y Abel Alonso, presidieron la Federación de Fútbol y llevaron a Chile a los mundiales de Alemania 74 y España 82. Hijos y nietos de emigrantes españoles jugaron por las selecciones chilenas en los mundiales el 62, 66 y 98 como Honorino Landa, Manuel Rodríguez y José Luis Sierra. Para finalizar con el fútbol, y a riesgo de cometer muchas omisiones, recordamos que Coquimbo ha rendido homenaje con el nombre de su estadio mundialista a un gran emigrante español y dirigente deportivo de la Cuarta Región don Francisco Sánchez Rumoroso. San Luis de Quillota debe su nombre, y su nacimiento, al Hermano Luis religioso marista de nacionalidad española. Iberia de Los Angeles tiene su origen en los españoles republicanos que a la sombra de la sotana del Cura Lizama dieron vida a este club de indudable raigambre hispana. Curicó ha sido testigo de la permanente alianza entre la colectividad española, a través de los emigrantes Jesús Pons Franco y José Fernández Balbín, con el Alianza y Curicó Unido respectivamente. Everton de Viña del Mar y la aragonesa familia Martínez-Segú juntos han escrito páginas de oro del club ruletero. En el baloncesto, Unión Española de Santiago, Unión Española de Valparaíso, Unión Española de Temuco; Deportivo Español de Talca y Deportivo Español de Osorno han escrito páginas brillantes del basquetbol chileno. En el ciclismo, el Deportivo Español de Curicó, formado por emigrantes españoles como Boada, Dosal, Corta, Toral, Fernández y otros, junto al Unión Ciclista de dicha ciudad, transformaron a la provincia de la Séptima Región en la capital del ciclismo de Chile y cuna de extraordinarios ciclistas campeones chilenos y panamericanos de la especialidad. El rodeo y la crianza de caballos chilenos tienen en españoles y sus descendientes a destacados corraleros, criadores y dirigentes. Presidentes de la Federación del Rodeo Chileno y de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos como Leonardo García, Oscar Lería y Luis Iván Muñoz son hijos de emigrantes españoles que han sabido liderar el crecimiento de esta actividad deportiva. Deportes olímpicos chilenos, como el tiro, también tienen en hijos o nietos de españoles grandes cultores como el medallista olímpico Alfonso de Irarruizaga. También hay campeones mundiales en deportes de paleta –frontón, pelota vasca, trinquete- en los Estadios Españoles de Santiago, Concepción y Valparaíso. La esquiadora acuática Valentina González y los triatletas José Pablo, Macarena y Catalina Zalazar Ezquerra hablan de una presencia permanente de miembros de nuestra colectividad en el paisaje deportivo nacional. Actualmente, se encuentra en España adjunto a la Embajada de Chile en dicho país el ex futbolista Carlos Caszely quien está ad portas de firmar un convenio de colaboración con el Ministerio del Deporte de España. Hay mucha transferencia de conocimientos y experiencias de la política deportiva española la que desde Barcelona 92 ha permitido un desarrollo importante del deporte español. El deporte en Chile se ha hecho entre todos. Los alemanes y el hockey césped y atletismo; los italianos el fútbol, natación y ciclismo; los croatas y el basquetbol; los palestinos y el fútbol y muchos ejemplos más. He querido destacar que el deporte, como en otras variables sociales, también es una buena herramienta de integración de extranjeros. Espero que más pronto que tarde, hablemos de lo bien que nos ha hecho la llegada de inmigrantes argentinos, bolivianos, colombianos, cubanos, peruanos y de otras latitudes. Al final del día, Chile y también nuestro Deporte, lo construimos entre todos.

El Mundial de Brasil

Finalizada la emocionante actuación de nuestra selección en Brasil 2014 emergen algunas reflexiones para compartir en el tercer tiempo mundialista. El valor de la convicción: No creo que en el deporte ni en otros ámbitos haya fórmulas o metodologías ganadoras "per se". Pero es indudable que una vez adoptada alguna fórmula hay que dotarla de legitimidad y jugarse a fondo por la misma. Por ello, la convicción en sus medios demostrada por la selección chilena es un ejemplo de mucho valor no sólo para nuestro fútbol sino para la vida nacional. Futbolistas jóvenes: Las nuevas generaciones irrumpen con señalado éxito en el campeonato mundial y son muchísimos los futbolistas de corta edad que asoman como figuras e incluso líderes en diferentes selecciones. El protagonismo alcanzado en la selección de Chile por jóvenes jugadores reafirma lo anterior y de paso demuestra las ventajas de tener un futbol joven desarrollado. Es indudable que la capacidad de estos jóvenes deportistas se ha desarrollado por su emigración temprana a ligas europeas pero ello no debe ser impedimento para apostar por otras herramientas de desarrollo de este estamento. Potenciar nuestros torneos de cadetes y participar en torneos y giras internacionales a nivel de clubes y selecciones nos ayudará alcanzar una alta competitividad de nuestros futbolistas para beneficio de nuestros clubes y nuestras selecciones. Entrenadores con años sabios: Si los futbolistas se toman el protagonismo de sus selecciones nacionales, a una edad en que la mayoría de los nuestros aún piden plazo para madurar, en las bancas pintan las canas. Sexagenarios entrenadores nos demuestran que la modernidad es cuestión de actitud y flexibilidad porque en las canchas estos experimentados técnicos nos ofrecen innovadoras variantes tácticas y modernas técnicas de liderazgo grupal. Un mensaje -sino un llamado de atención -a un país que jubila en todos los ámbitos demasiado pronto a no despreciar por la edad a profesionales destacados que son una vigente e inagotable fuente de conocimiento y enseñanza. Espectáculo y disciplina en estadios: Todos queremos asistir a un espectáculo de primer nivel. Pero no se transforma en ello un partido por el mero hecho de ser entretenido. El primer desafío de los organizadores es la preocupación por los detalles que hagan agradable la visita al estadio. El ciudadano corriente que mira al fútbol sin nuestra pasión de hinchas tiene la sensación que en el fútbol no tenemos aprecio por el "cliente" y aparentamos un foco excesivo en los costos de producción que afecta, por ejemplo, la adecuada cantidad de boleterías , torniquetes y margen de horarios para acceder y salir fluida y expeditamente del estadio. Tampoco nos ven enfocados en erradicar la violencia en los estadios y para ellos es un tema clave a la hora de decidir asistir a nuestros partidos. Exigir disciplina a los desordenados cuenta con el apoyo ciudadano y no debiera haber cálculos políticos ni temores por las molestias que a algunos les puede ocasionar la legítima actividad represiva. Lo que hizo Brasil fue poner en la balanza justa los derechos con las obligaciones del hincha. Formación y Capacitación: Es evidente que capacitarse no es sinónimo de ignorancia y por ende los técnicos, jugadores y dirigentes chilenos debemos abandonar el prejuicio que tenemos al respecto y fomentar iniciativas para hacerlo. Por ejemplo, ¿hubo algún seminario, charla o coloquio con Manuel Pellegrini sobre sus aprendizajes en la liga inglesa que sirviera incluso para que aquellos que lo saben todo comprobaran "lo adelantados" que están sobre el ingeniero?.¿Hemos intentado replicar las mejores prácticas de otras federaciones aprovechando la gran capacidad de relacionamiento y vivencias que tienen nuestros dirigentes nacionales? ¿El Estado está dispuesto a asociarse al fútbol no sólo como plataforma publicitaria sino como como una herramienta valiosísima para apuntalar proyectos-país tales como la difusión de la imagen país en el exterior, la generación de empleos juveniles, el desarrollo de habilidades blandas en el mundo escolar y universitario y/o la generación de hábitos de vida y alimentación sana? Captación de jugadores: Es evidente que en los clubes afiliados a la ANFP hay muy buenos futbolistas jóvenes pero ellos no son ni los mejores ni los que juegan más cantidad de partidos o tienen las mayores exigencias propias de la competitividad. Lo anterior, transforma en una oportunidad la revisión de nuestros procesos de captación de futbolistas jóvenes incluso para las selecciones menores y la definitiva conciliación del colegio y fútbol joven que permita a los jugadores con vocación de desarrollo intelectual no tener que abandonar sus estudios para mantener vigencia en el fútbol joven. Hemos avanzado mucho en la industria del fútbol chileno. Este deporte y su gente es más de lo que nosotros mismos creemos.

Embajadores Deportivos

Muchas voces han comentado la decisión del gobierno de designar a Carlos Caszely, agregado de deporte en España. Comparto esa designación por lo que representa agregar a nuestra institucionalidad otra herramienta favorable al desarrollo deportivo de Chile. Hay consenso en la importancia social del deporte y lo clave de esta actividad para el desarrollo de políticas públicas orientadas a satisfacer derechos ciudadanos como la recreación, salud, educación y trabajo. Un país deportivo, con bajas tasas de sedentarismo, tiene beneficios que es inoficioso seguir recordando. Una competencia internacional con participación competitiva de chilenos genera una movilización social y una imagen país evidente. En un mundo en que el conocimiento cambia a velocidades insospechadas, más que acumular datos y técnicas condenadas a quedar obsoletas de inmediato, estamos obligados a “aprender a aprender” y para ello son relevantes las habilidades sociales de la persona tales como el liderazgo, trabajo en equipo, flexibilidad, empatía, esfuerzo, disciplina y otras que encuentran en el deporte una muy buena escuela. En un contexto en que la juventud tiene problemas de acceso al empleo, el deporte profesional es un importante empleador de jóvenes y, de paso, muestra impresionantes casos de promoción social. (Y no sólo me refiero a los seleccionados del fútbol sino que también a los miles que trabajan como futbolistas en Chile con sueldos muy superiores al que podrían aspirar en otras industrias; a los que en otros deportes han desarrollado una carrera deportiva profesional en el extranjero y a los cientos que han financiado sus estudios con becas deportivas en Chile o en el Extranjero, especialmente USA). Este nombramiento supone un reconocimiento para el deporte y una oportunidad para realizar algo que jamás se ha hecho: articular iniciativas de provecho para el Deporte Chileno importando experiencias y enseñanzas desde en el mundo deportivo español y europeo. Hay algunos que señalan lo innecesario de una agregaduría para generar esos contactos en plena época de las redes sociales y la interconectividad. Sin duda que hoy es fácil hacerlo todo “sin moverse del escritorio” gracias a la tecnología pero desgraciadamente nada se ha hecho. ¿Cuántas conferencias con intelectuales extranjeros se han articulado para los jóvenes alumnos de las escuelas conectadas a banda ancha e internet por la Red Enlaces? El propio deporte nos enseña que lo más valioso es jugar y hacerlo constituye desde ya un mérito. Es precisamente con las nuevas tecnologías que se pueden generar diálogos de valor para todos los estamentos del deporte chileno. Charlas y conferencias de entrenadores, deportistas o dirigentes exitosos que a través de la telepresencia, videoconferencia o el streaming puedan dirigirse a deportistas del norte y sur del país en un diálogo directo que democratice el conocimiento deportivo. Sin embargo, ello será posible no sólo con las nuevas tecnologías sino que demanda el impulso de alguien con las redes e influencia suficientes para convocar a los maestros idóneos y concretar esas lecciones magistrales a distancia. Estoy seguro que Carlos Caszely tiene la capacidad y, por la importancia del desafío, es quizás el partido más difícil que jugará en el extranjero uno de los más grandes futbolistas chilenos de todos los tiempos. Convencido que estamos dando otro paso en el posicionamiento institucional de una actividad social muy relevante, el deporte no sólo merece el nombramiento de un agregado deportivo en España sino en otros países punteros en el desarrollo deportivo. Y no sólo Carlos Caszely, también Elías Figueroa, Marcelo Salas, Iván Zamorano, Roberto Muñoz, Manuel Aravena, Alejandra Ramos, Sebastián Keitel, Pablo Squella, Jaime Fillol, Patricio Cornejo, Fernando González y tantos otros que pueden contribuir a través del deporte al desafío de transformarnos en un país mejor.

El Fútbol como Escuela Social

Son innumerables los actores de todo el ámbito nacional que evangelizan sobre los valores asociados al deporte. Desde las frías aulas ejecutivas para potenciar liderazgos y productividad hasta las filantrópicas obras sociales para destacar el valor de la solidaridad y el trabajo en equipo Pero también son innumerables las veces en que esa retórica es un mero discurso que ni siquiera avalan los hechos de no pocos dichos evangelizadores del deporte. Terminan ganando los constructores en vez de los espectadores, los productores en vez de los hinchas, los analistas en vez de los actores. La cercanía del fútbol y de nuestros futbolistas y entrenadores, en vez de transformarse en una cualidad, se utiliza como debilidad haciendo apología de lo distante y de lo extraordinario como remedios y confundimos valor y precio. La educación en habilidades sociales recitada por los expertos, tiene en el fútbol una eficaz herramienta. La ocupación de los espacios baldíos en barrios y poblaciones, recetada como remedio contra la delincuencia, tiene en la cancha de fútbol un “gancho” bueno y barato. La educación cívica, añorada en la vida democrática, tiene en el juego limpio, el respeto al árbitro y al adversario una cátedra. El legítimo activismo de las minorías y de los derechos fundamentales han instalado exitosamente en el país la conciencia que una mayoría pisoteando a los demás es una dictadura encubierta y es tema ciudadano el respeto por todos, cualquiera sea su origen, condición u orientación. La guerra contra el racismo que el fútbol ha declarado es prueba suficiente del apoyo de este deporte a causas socialmente valiosas, por citar casos recientes. Los innovadores y emprendedores nos han convencido que la cultura del éxito termina generando frustraciones y poca iniciativa. Nos incentivan a respetar el fracaso, a mirar en él una enseñanza y volver a empezar. ¿No es eso acaso una gran lección del fútbol, en que nada se escribe hasta el minuto 90 del partido o hasta la última fecha del campeonato? Para todo podemos encontrar ejemplos en el fútbol. Ejemplos validados y comunes, difundidos y conocidos. De lo bueno y de lo malo. En esa línea, debemos concordar que el valor social del fútbol es para siempre y para todos los casos. Como la lealtad y honestidad no es indivisible, el fútbol es siempre una plataforma de aprendizaje o jamás. Pero nunca a medias. El caso que desgraciadamente afecta a Johnny Herrera y a la familia de la víctima, por los hechos que el futbolista ha sido condenado por nuestros Tribunales de Justicia, nos pone en una disyuntiva compleja y difícil. Por ello más que respuesta hay preguntas y más que certezas la duda de quienes sentimos un deber aprender y actuar correctamente. La sociedad acordó dirimir a través de la organización política, las normas jurídicas y el acto de juicio de autoridad los conflictos sociales. También ha considerado que todos merecen una justa reparación y proporcionada sanción. Exime, atenúa o agrava las conductas agraviantes según antecedentes y circunstancias. Escucha, prueba y sanciona. Posteriormente, debe desplegar las condiciones para que la vida vuelva a funcionar con los dolores propios e irrenunciables, acogiendo a víctimas y victimarios. Perdonando y arrepintiéndose. Para todos una segunda oportunidad. Los Estados se esfuerzan por compensar a las victimas e integrar a los victimarios. Esto que parece la racionalidad más elevada y una de las expresiones de la categoría humana de nuestra naturaleza, es de suyo complejo y difícil de digerir y tolerar. Y con razón. ¿Tiene en ese esquema un deportista famoso los mismos derechos de un victimario desconocido?. ¿Puede su condición de futbolista cercenar su derecho a la rehabilitación? ¿La condición famosa le impide reinsertarse? ¿No es acaso precisamente esa pública y famosa condición lo que le convierte en un exponente importante de los valores y mensajes de una sociedad que da oportunidades de reinsertarse socialmente a los que han caído?. ¿Cree en la rehabilitación social de los que han delinquido, contempla como humano y hermano al pecador quien sólo da oportunidades a algunos y se las cierra a otros? No tengo la respuesta, solo tengo la inquietud. Pero creo que en el fútbol, donde queremos instalar el juego limpio y la justicia por sobre normas, prejuicios y personas, no debiéramos tener duda alguna de como obrar en estos casos. Muchos miran y muchos aprenden de los actos del fútbol. De ahí la invitación a encontrar una respuesta. Condenar perpetuamente y desconfiar por siempre no es la clave de una sociedad adulta y democrática. No creo en las condenas sociales, en los juicios por los medios ni en las sospechas como plena prueba. Considero un crimen atroz contra los principios del estado de derecho cuándo detrás de un juicio justo no se aceptan las sentencias absolutorias de los tribunales de justicia y se persevera en la sospecha como verdad final y se considerar que si no hay condena se amañó el tribunal. Ceo en la rehabilitación y en la segunda oportunidad. Es más, la debió tener el “Cóndor” Rojas, condenado a perpetuidad. (Aún su caso es digno de atender en tribunales internacionales por tamaña violación a sus derechos fundamentales). De la misma forma, y porque hay que perdonar 70 veces 7, creo en el derecho de Johnny Herrera. Creo en el futbol porque creo en el deporte y creo en éste porque creo en el hombre. También y mucho, en usted.

Finales de Campeonato

La mayoría de las ligas están llegando a su término y con ello vuelven al tapete temas vinculados a los incentivos para ganar, equipos alternativos y otras conductas que se hacen aparecer reñidas con el “fair-play”. Ligas como la inglesa y la española demuestran que no hay rival pequeño ni alineaciones más o menos favorables después de los tropezones impensados del Liverpool, Chelsea, Manchester City, Atlético Madrid, Barcelona y Real Madrid. Ello parece demostrar que más que un incentivo extraordinario o ser titular del equipo, es la competitividad de los jugadores lo que más incide a la hora de jugar. Es un tema que aún tiene mucho camino por recorrer. La transparencia e integridad viene en camino hacia el fútbol y para quedarse. El apego al tenor literal de la norma, en el ámbito de la justicia deportiva es cada día más cuestionado. La liga española ha instalado un departamento de integridad y el tema se empieza a conversar abiertamente en los planteles. El fair-play financiero ya en aplicación, no sólo mirará el gasto asociado a la confección de plantillas sino que terminará con la legitimidad de todo tipo de incentivos y no sólo con aquellos que incentivan la derrota propia. En el intertanto, y mientras no se institucionalice la autorregulación y control ético de la actuación, la sospecha seguirá siendo suficiente para condenar y con ello afectar una actividad que, como todas las humanas, tiene mucho paño que cortar. Las altas exigencias de las ligas modernas y la proximidad del Mundial Brasil 2014, también levantan el tema de las lesiones de los deportistas y frente a ellas buscamos explicaciones y responsables si alguna afecta nuestros colores. El fútbol profesional es un juego que los aficionados leemos con ojos de entretención pero la trastienda demuestra que para sus actores es una actividad que demanda sacrificios al límite del rendimiento del cuerpo humano y no sólo de un buen estado físico. Si los incentivos, alineaciones alternativas, falta de competitividad y lesiones influyen en los resultados inesperados o en las bajas físicas sorprendentes, hay un factor más influyente aún: la fortaleza mental que debe imperar en este ambiente. Los entrenadores a estas alturas de la competencia, por ejemplo, más que tácticas de juego se orientan a encontrar herramientas para evitar que sus jugadores se relajen, incentivarlos a mantener en alto el espíritu, estén adentro de los partidos y no sean sobrepasados por la necesidad del rival. En nuestros días, los deportistas de alto rendimiento y en especial los futbolistas de élite, son desbordados por el personaje en que se transforman y los hinchas los sacamos de la categoría humana para considerarlos un elemento más del juego “on line” que para todos se ha transformado el fútbol contemporáneo fruto de la simbiosis de pasión, fanatismo, emoción, entretención que nos deparan las grandes competencias y la televisión. En las consolas de juegos no hay lesiones, hay instantaneidad y disfrute pleno del “actor-espectador” que es el propietario de la misma. Por eso, a nada de ello queremos renunciar cuando como hinchas nos sentamos frente la televisión a ver a nuestro equipo o selección favorita para jugar “nuestro partido y con nuestros gamers”. También no renunciamos a tener los mandos de este juego, aunque sea real, esté ocurriendo a miles de kilómetros de distancia y lo estén practicando personas tan autónomas como nosotros mismos. Nuestros jugadores son nuestros héroes pero en el fondo nuestros héroes somos nosotros mismos. Imposible renunciar a lo que hemos previsto y hemos damos por cierto aunque esté en el tiempo por venir. Casi una burla “pedir a Dios que nos ayude” o “la suerte nos acompañe”. La sociedad de la competencia e individualismo no concibe la solidaridad y lo imprevisto. (El terremoto y el incendio, por ejemplo, son unos invitados de piedra que osan romper la previsibilidad y por ende hay que culpabilizar y apresar a tantos como se pueda porque no es posible que la naturaleza sea capaz de superarnos o alterarnos la ruta lógica). Nuestro héroe no puede fallar en nada y si cae, tal como si fuera un corte de energía o una falla del dispositivo de la consola, nos debe bastar “un toque” para que esté de vuelta. En caso contrario, “algo huele mal en Dinamarca”. No se me puede “aguar” la fiesta del mundial, el asado ni el paso a la segunda ronda simplemente porque ya lo tengo programado, listo y contratado. El héroe empieza a tomar color de villano. Su salud es de hierro, que por ello es héroe, y está obligado a responder a la categoría de tal so riesgo de defraudarnos. Tener la capacidad mental de superar estas presiones permite al final de la temporada ganar partidos aparentemente fáciles o mantener rendimientos como si recién empezara ésta. Sin duda, tener dicha fortaleza mental es, al final del día, lo que les da la categoría de héroes deportivos a los grandes jugadores. Son ellos, con su esfuerzo personal siempre anónimo y pocas veces valorado, los que han forjado su propia carrera y han creado las condiciones para llegar a ser imanes que arrastran nuestros sueños, nuestras pasiones y también a cientos de personas, empresas e industrias completas que, literalmente, viven de ellos o para ellos. Considerar que por su importancia, magnanimidad y rendimiento colosal los grandes deportistas no pueden caer, habla más mal de nosotros que de su propia debilidad. Son seres humanos y tienen derecho a ser vencidos por la naturaleza como lo es la madre tierra por el terremoto o el incendio. No se puede jugar tan bien como ellos juegan, tolerar a tantos como toleran y empatizar con todos como empatizan sin resentirse en algún momento. Tropezar aunque sea ad portas de un mundial, solo refleja lo grande que son sin dejar de ser humanos y, siempre, muy buenas personas.

De Cordillera a Mar

Los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi no sólo nos trasladan a la inigualable belleza del espectáculo deportivo sino inevitablemente nos llevan a preguntarnos por qué en un país con las características geográficas del nuestro no practicamos deportes de montaña en invierno como tampoco acuáticos en ríos, lagos o mares. Hay muchas respuestas. Una apunta a lo inaccesible que resulta para la gran mayoría de los chilenos practicar dichos deportes. Es difícil encontrar un lugar de fácil acceso y habilitado para soltar amarras y echarse al agua como lo es llegar a la montaña. La montaña, los lagos y el mar están lejanos no sólo por la nula inversión en accesos sino por un efectivo blindaje en contra de la masificación de dichos lugares, generalmente usados con la privacidad y exclusividad impropia del territorio común que es. Asociar la práctica deportiva en esos sitios a sofisticados complejos de esquí o muelles de arrimo no es acertado. Hay muchos deportes de montaña o de agua, lacustre o marítima, que se pueden hacer sin más inversión que las que demanden las mínimas condiciones que permitan un acceso seguro y una práctica expedita. Argüir a la duración de nuestro invierno apunta a algo secundario. Ni tan corto para que no haya nieve por tiempo suficiente para practicar ni tan largo para que no haya aguas calmas por mucho rato. Otra respuesta podría venir por el lado de la orfandad en que los deportistas de estas disciplinas trabajan. Como son pocos y son deportes que mediáticamente no dan frutos en el corto plazo, se olvidan, desaparecen del radar de las autoridades y sus promotores se califican como quijotescos aventureros. Es aquí adonde debe intervenir el Estado y no en aquellas disciplinas donde sobran los productores y financistas privados. Es la hora del principio de subsidiariedad del Estado tantas veces (sino todas) desplazado por el principio de la rentabilidad del gasto, expresada en el retorno en imagen. Por esta causa, más las otras que usted quiera añadir, se ve lejano y complicado el camino para estar en las grandes citas del deporte de montaña y mar. Se ve lejano el día en que podamos responder a la duda legítima que se plantea cualquier hijo de vecino: ¿debiéramos ser buenos y ser muchos los chilenos que practiquemos deporte en el mar y en la montaña? Nos falta convicción para abordar los sueños deportivos propios de la tertulia pero hoy más posibles que nunca. La convicción que supone volcarse en lo que sea posible para alcanzar un objetivo deportivo más que la convicción en un instrumento funcional a concretar dicho fin. El desarrollo económico y social del país permite, por ejemplo, esquiar o navegar sin necesidad de tener un refugio en la montaña o una casa en la playa. También existe infraestructura techada suficiente para practicar deportes de invierno y más temprano que tarde los pescadores artesanales conseguirán muelles para sus caletas y dar pie a una marina deportiva. ¡Qué decir de los ríos y olas que ya transportan a kayistas o surfistas destacados.! Los lugareños de esas zonas no sólo serían baqueanos o pescadores experimentados sino deportistas de excepción que harían de su convivencia diaria con esos escenarios una ventaja competitiva y un activo más para su éxito deportivo. Para partir, es bastante el sólo sentimiento y la plena convicción que eventos como Sochi o una Gran Regata, pueden ser escenario para un deportista chileno sin más licencia que su talento y vocación. Un avance gigante como un slalom que nos deja mil millas marinas más cerca de nuestro objetivo deportivo.

Desafíos del Deporte

Muchos comentarios han acompañado a la designación de las nuevas autoridades del deporte. Más que referirse a las dudas de algunos por la falta de experiencia de la nueva ministra o recoger el guante por la satisfacción de otros porque dicha autoridad no proviene del mundo del fútbol, hacemos bien en centrar el debate en los planes y programas. El programa de la electa Presidenta Michelle Bachelet era claro en materia deportiva. Podía gustar o no, pero hacía énfasis en el deporte popular. En efecto, el plan de implementación del programa escuelas deportivas y la definición de la ubicación de 30 nuevos centros deportivos están dentro de las 50 compromisos para los primeros 100 días de gobierno como se informó en la prensa nacional. Desde esa perspectiva, las nuevas autoridades cuentan con un perfil adecuado para llevar adelante dichas políticas. Deporte popular es actividad deportiva con sentido y no multitudinaria transpiración. Las escuelas deportivas son extraordinarias instancias para la prevención de la delincuencia y la drogadicción, transmitir valores como el esfuerzo, perseverancia, disciplina, trabajo en equipo, colaboración, empatía y otras habilidades sociales que siendo positivas en sí mismo, además, se han transformado en herramientas clave para la empleabilidad de nuestros jóvenes por potente que sea su formación en los aspectos técnicos de su respectiva profesión. Si la juventud chilena aprende a valorar el deporte más allá del juego mismo y de sus personales aptitudes para la práctica, tendremos instalada en el país una probada herramienta de integración y cohesión social suficiente para conseguir fines públicos muy deseados por la sociedad. Por otro lado, desarrollar la infraestructura deportiva no sólo significa construir sino también utilizar las diversas instalaciones diseminadas por todo el país. Si las cientos de canchas de cemento, con sus típicos arcos de baby y basketball, abandonadas en nuestros barrios y poblaciones se transformaran en un amigable hito urbano, lugar de encuentro comunitario y deportivamente bien gestionadas para conseguir intenso uso en escuelas de especialidades deportivas o recreativas afines a las características y necesidades del grupo humano que efectivamente reside en el sector, tendríamos un programa de infraestructura con tanto o más impacto ciudadano que construir el mismísimo estadio nacional. Parece majadero insistir que el deporte tiene espacio no sólo como herramienta para fomentar la práctica deportiva en la clase de gimnasia sino como legítimo instrumento para la educación cívica, el desarrollo de habilidades sociales, la instalación de hábitos de higiene, salud y alimentación, la prevención de la drogadicción, alcoholismo y violencia juvenil, la integración solidaridad y filantropía social. Si a ese programa social le sumamos la inauguración de grandes estadios cuya construcción ya iniciara el actual gobierno como Valparaíso, Viña del Mar, Rancagua, La Serena y Concepción y la realización de grandes eventos internacionales como los Juegos Odesur de marzo próximo y la Copa América y el Mundial de Fútbol Sub 17 del año 2015 y avances en la lucha contra la violencia en los estadios, que podríamos presumir dadas las competencias en seguridad ciudadana de las nuevas autoridades del deporte, estaríamos hablando de una asignatura deportiva bien aspectada para la ciudadanía. En este modelo de priorización del deporte popular también cabe el deporte de alto rendimiento. El alto rendimiento tiene un efecto multiplicador, es un constructor de sueños y también generador de liderazgos sociales muy valiosos. Sin embargo, por el mismo hecho de encontrarse en la frontera con la industria de la entretención y el contenido, la acción del Estado puede ser complementada, si no reemplazada, por los grupos intermedios principalmente las Federaciones, Asociaciones y Clubes Deportivos con o sin fines de lucro y el mundo del patrocinio y marketing deportivo. Por lo anterior, estas organizaciones tanto o más que demandar del Estado, el Gobierno y/o el Ministerio actuaciones para ellos, debieran trabajar hacia el interior de sí mismas, reinventarse y hacerlo cada día mejor. El Estado de Chile ha dispuesto numerosas herramientas al servicio del deporte competitivo y no todas ellas se utilizan a plenitud y con capilaridad geográfica e institucional por causas más relacionadas a las disputas internas que terminan haciendo del deportista una víctima de la lucha generalizada y no el objetivo de todos. Por ello, es destacable que en los últimos años la Federación de Fútbol y sus dos Asociaciones, ANFA y ANFP, muestren progresos y contribuyan como un “gatillador” de práctica deportiva para los jóvenes que integran sus divisiones menores y para aquellos que movilizados por sus ídolos multiplican los equipos de fútbol escolar, vecinal y aficionado en todo el país, sin dejar de destacar que constituyen una legítima fuente de empleo para los miles de jóvenes futbolistas que están profesionalizados en cada vez más dignas condiciones laborales. El deporte de alto rendimiento no debe temer a que el foco gubernamental esté en el deporte popular. Ambos, son complementarios en un escenario de coordinación, gestión y excelencia integral. La profesionalización de sus estamentos y la apuesta por la existencia de ligas profesionales tal como la del fútbol puede ser un paso en esta aparente orfandad. Varios deportistas chilenos aficionados, en diversas disciplinas, emigran a otros países a jugar en clubes profesionales sin perder la opción de seguir representando al país en juegos internacionales y legitimando con ello la versión profesional de deportes íntegramente amateurs en nuestro país. Parece ser un desafío interesante que mientras se moviliza socialmente al país a través del deporte popular el alto rendimiento aumente la eficiencia de sus entidades para que todos cosechemos los frutos de un país realmente deportivo.