domingo, 16 de diciembre de 2012

Carta Abierta a Unión Española

Escribo desde la trinchera de hincha de Unión Española una vez finalizado el Campeonato de Clausura del Fútbol Profesional de Chile 2012. Escribo con respeto por el equipo campeón Huachipato y por la gente de Talcahuano que a poco tiempo de una gran catástrofe natural celebran que les sonría el sol . Han pasado los años y las emociones del fútbol de Unión siguen vigentes con fuerza e intensidad. Sólo cambian los compañeros de grada porque los hijos han reemplazado a los amigos; las tardes en Santa Laura a las reuniones dobles en el Nacional y la distancia que hace inalcanzables a los futbolistas por la cercanía que permite reconocer a la persona que hay detrás del crack. Para esta Unión ha terminado un campeonato más. Con la misma sombra que tapó la imagen televisiva del gol colocolino de Edson Beiruth el 70. Con la misma soledad del regreso a casa después del triunfo del Everton de Pedro Morales el 76. Con el mismo mazazo propinado por el Cobreloa de Acosta el 2004 y la misma desilusión por no voltear a la U de Markarian el 2009. Esta Unión ha jugado un campeonato a gran nivel. Como lo hacía en los 70 con Alonso y Santibañez; en los 90 con Suárez y Acosta y, por cierto, en el 2005 de Calera y Díaz. En esta Unión han jugado extraordinarios futbolistas. Como también lo fueron el “Pinina” Palacios y “Pancho” Las Heras; Mario Lucca y Ricardo Perdomo; Marcelo Vega y José Luis Sierra; el “Pony” Ruiz y José Luis Sánchez; el “Lalo” Azargado y Juan Carlos González; Sebastián MIranda; José Luis Jerez, Manolo Neira y “Sam” Bravo. También había corazón tan rojo como el de “Manolo” Rodríguez, el “Cha-Cha” Avendaño o Félix Landa En esta Unión han convivido la emoción propia de un relato de Díaz Correa o Solabarrieta; la profundidad característica de una columna de Sotomayor, Costas o Con; el dinamismo típico de un programa conducido por Gálmez o Lara. A esta Unión la acompañaba el afecto popular; la guiaban las estrellas del 43 y 51 y la miraban desde el balcón eterno el “Nano” Fernández; “Pancho” Urroz , el “Gaita” Beperet y el “Chico” Cremaschi. Esta Unión y su fútbol nos han conducido a momentos míticos como aquellos a los que nos transportaba con su prosa el “nuestrísimo” Julio Martínez (JM). No quiero aparecer complaciente ni que me engañe mi optimismo habitual con el equipo. Tampoco deseo que me traicione el afecto y respeto por el “Coto” Sierra, quien junto al “Nino” Landa, está en la galería de los inmortales del club. A las capacidades del técnico y los jugadores, en esta Unión se suman el probado buen juicio del propietario Jorge Segovia, del directorio liderado por José María Llorente y del gerente general Johnny Aswhell. El futuro siempre demanda nuevos desafíos y más que buscar remedios para lo que no ha de volver debemos aprovechar las experiencias pasadas como combustible para los nuevos tiempos. Estoy muy convencido que hay mucho margen de crecimiento y triunfos para Unión Española. Institucional y deportivamente, en Unión Española hay objetivos muy claros, convicción en las políticas y gran compromiso de las personas participantes. Esto es un activo de muchísimo valor que no poseen todos los clubes y que es muy difícil de lograr y mantener en un ambiente tan especial como el fútbol. Lo anterior, me permite invitar a mirar el bosque y a no detenernos en derribar el árbol (“de acero”) que nos ha caído encima y que genera la natural rebeldía, disconformidad y decepción que acompaña a toda derrota. Creo que el diagnóstico de lo ocurrido está claro. También creo que el remedio está a la mano. Es evidente que el club se ha transformado en uno de los modelos de negocios más sostenibles que hay en el fútbol chileno. Es un proyecto que transmite los valores propios de la actividad deportiva y los especiales de esta conducción, como son la convicción en metas, el trabajo duro, perseverante, transparente y responsable para conseguir los objetivos. La responsabilidad social de Unión Española encuentra una plataforma en las divisiones inferiores del club al sacar a cientos de jóvenes de los riesgos de la calle generando una cultura deportiva que los aleja de los peligros de la droga y la delincuencia. Por si eso no bastara, para algunos jóvenes constituye una fuente de empleo que les permite acceder a remuneraciones que su formación y redes personales no les otorgarían. Si prospera el proyecto de ciudad deportiva, la comuna sede de la misma se verá favorecida urbanística, ambiental y socialmente por la construcción de una infraestructura como la planificada y por la oportunidad de recreación que la misma significará para el sector. Finalmente, y lo que no es menor, la imagen de España seguirá siendo querida y respetada en nuestro país porque sin duda la Unión es el mejor embajador hispano en estas tierras. Es cierto que el título de campeón era un gran trampolín para todo ello. Convencido que vienen días de triunfo porque siempre se premia el buen hacer y a las buenas personas, simplemente felicito a todos porque Unión Española es un ejemplo de hacer las cosas bien. Nos vemos en Santa Laura. Ojalá que seamos tantos y con tanta pasión como la última vez. ¡Fuerza Unión!

viernes, 30 de noviembre de 2012

Cosas del Futbol

“Cosas del fútbol” es la denominación en la interna para aquellos hechos excepcionales propios de la actividad. Si esos hechos ameritan reproches éticos y/o legales, se toleran en homenaje a una costumbre inveterada o a la reiterada vocación del fútbol de tener sus propios códigos de actuación. Atribuirle a una cuestión el rótulo de “cosas del fútbol” es la licencia de actuación que permite soslayar cualquier obstáculo por grave que fuera éste si ocurriera en otra actividad de la vida nacional. Han pasado los años y ha cambiado la lógica social. La legitimidad y por ende la licencia social para actuar en sociedad ya no se concede a priori por razones atingentes a la historia o posicionamiento tanto de los actores como de la actividad. Hacerlo es discriminación pura y dura. Dicha licencia social se adquiere día a día, jamás para siempre y de acuerdo a la actuación y no al origen de la persona o medio donde se realiza. Que un hecho sea desde siempre rotulado como “cosas del fútbol” y que “ni la FIFA” repare los agravios que pueda generar, ya no es suficiente motivo para ser aceptado por todos. En este nuevo escenario, el fútbol debe estar atento y reaccionar con velocidad y certeza. La responsabilidad social que se le exige a los actores públicos o privados que interactúan con la sociedad es mucho más que la mera filantropía. Si bien hacer donaciones para buenas causas es muy loable, la primera responsabilidad corporativa es desarrollar con excelencia el giro propio. De nada sirve ayudar causas para la infancia, la mujer, la salud, la educación u otras, si la actividad futbolísticamente propiamente tal no se alinea con los valores que precisamente motivan dicha filantropía. Por eso, ciertas preguntas que hasta hace poco se respondían internamente, con códigos propios y de espalda a la comunidad, hoy ameritan una respuesta contundente y corporativa. Una correcta respuesta a estas preguntas sociales es una herramienta de legitimidad social mucho más potente que todas las causas solidarias que estamos apoyando. No es trivial el debate sobre la forma del despido de Borghi; sobre la renuncia de Carvallo ad portas del sudamericano; sobre la pertinencia de la designación de Osses en la reciente definición de play off; sobre la continuidad de Labruna en Colo Colo por la versión falsa de su accidente del tránsito. Tampoco puede seguir esperando el debate sobre la contratación de jugadores rivales cuando aún no finaliza el campeonato; sobre la simulación de faltas de los jugadores en cancha o la inhabilitación proactiva de éstos al enfrentar en instancias finales al club que será su próximo empleador; sobre la falta de disciplina física de los deportistas profesionales; sobre la falta de capacitación de los diferentes estamentos; sobre el cumplimiento de objetivos y eficiencia de las asociaciones gremiales y/o sindicatos que existen en la industria; etc. Si el fútbol - dirigentes, jugadores, técnicos, árbitros y otros actores conexos- respondemos estas preguntas no sólo ganará una actividad en la que abundan las personas y los gestos nobles. También habremos ganado como país un portavoz social que, sin dar lecciones morales a nadie y a partir de su propio crecimiento, pueda exigir a otros estamentos públicos y privados la misma evolución y comportamiento. ¡Nuevas prácticas y costumbres que no sólo las necesitamos los pichangeros!

jueves, 15 de noviembre de 2012

Sociedad, Confianza y Futbol

El Barómetro de la Felicidad, realizado por la Universidad Católica para Coca Cola deja establecida la baja confianza de los chilenos en vecinos, amigos y redes sociales. La desconfianza afecta la construcción de capital social elemento clave para generar sociedades desarrolladas y personas felices. Una de las herramientas que disponemos para construir confianzas es el deporte, actividad que fomenta valores personales. Es habitual escuchar que lo que potencia el liderazgo de entrenadores exitosos o caracteriza a equipos ganadores, son actitudes y climas de confianza. Si estamos de acuerdo que el deporte es una escuela de confianza, el fútbol por su popularidad debiera ser el que más podría contribuir a instalar en nuestro país la confianza frente a lo extraño y a lo que no se conoce. ¿Asume el fútbol este desafío? Ciertamente que no. Como en todo el deporte chileno, la instalación de valores es una asignatura pendiente. Esto no quiere decir que los deportistas chilenos carezcan de valores ni que no puedan ser ejemplos de dicha causa. Lo anterior, simplemente reconoce que es más frecuente que el fútbol chileno sea escenario de conductas contrarias a la construcción de capital social. Al hablar de escuela social e invocando el deporte en general y el fútbol en particular, los desconfiados avalan su conducta y los confiados se compran patente de ingenuos. Le hace mal a la escuela social del fútbol la discusión sobre los hábitos sociales de los árbitros por privados que éstos sean. Le hace mal a la legitimidad social del fútbol que estamentos representativos de la dirigencia y de los futbolistas se acusen mutuamente de mentir o engañar las reglas del juego. Le hace mal la opacidad en todos los estamentos y en todas las decisiones aunque no exista ninguna obligación legal, estatutaria o reglamentaria de publicitarlas. Le hace mal la violencia y la simulación. Estamos poniendo mucho foco en el negocio del fútbol. Tanto, que no vemos la tormenta financiera que ya está instalada en Europa y que tarde o temprano llegará por nuestros lares. No estamos preocupados de la escuela de vida que el fútbol representa que no vemos que detrás de la pelota, el juego y los trofeos hay valores muy potentes que, como el cimiento de un edificio, son los que sostienen invisiblemente la actividad. Aplaudo el compromiso que el fútbol chileno ha asumido con la prevención del cáncer de mamas. ¡Que sirva de ejemplo para demostrar que hay espacio para buenas causas en nuestra conflictiva convivencia futbolística!. Por ello, animo al fútbol chileno a que se haga cargo de la causa nacional que puede abordar mejor que nadie en Chile: ser una gran escuela de valores sociales que contribuyan a que seamos una sociedad cada día más confiada y más feliz.

martes, 23 de octubre de 2012

Sueños Deportivos

El deporte chileno está convulsionado. No sólo por el daño que a la Industria del Futbol le han propinado el domingo pasado trabajadores de esta actividad sino también por lo que ocurre en otros deportes que estuvieron en estos últimos días en las noticias por disputas y controversias extradeportivas. Hace algunos meses atrás pedíamos una Política Deportiva que fuera el faro en la tormenta y nos encontramos que esa política ha perdido vigencia o no es considerada por quienes están obligados por ley a desplegarla. Hoy día, nos peguntamos que soñamos para el deporte chileno. Ten sueños y no planes dicen los más innovadores emprendedores que han transformado distintas áreas de la vida humana. La fuerza de los sueños no sólo hace fluir planes coherentes para concretarlos sino gatilla el entusiasmo de las personas, los alinea y focaliza la discusión en los fines y desprecia perder el tiempo en lo accesorio. No tenemos sueños, no tenemos políticas, no tenemos ruta. Por ello, la clave del deporte chileno pareciera estar en las herramientas, en el detalle y, lo más grave, afuera de la cancha. Si soñamos de verdad con el deporte, un campeonato mundial de hockey patín no centra el debate en un pasaje de avión; el basquetbol en una disputa entre liderazgos personales y la gimnasia en una lucha entre dirigentes y deportistas, solo por citar algunas rencillas que nos frenan y desalientan. Si soñamos de verdad con el deporte trabajamos en la formación deportiva y humana de los deportistas, centralizamos el esfuerzo en la calidad del espectáculo, facilitamos la vida a los espectadores y no exageramos en el control de la delincuencia que acecha al deporte, como si no acechara en otras latitudes, instalando la presunción de culpabilidad en todos los hinchas. Si tenemos un sueño, nos alineamos y sabemos todos a qué jugamos. ¿Soñamos con un país de medallas olímpicas o panamericanas? ¿Soñamos con tener un alto porcentaje de ciudadanos con práctica deportiva? ¿Soñamos con deporte recreativo, de base popular, bien organizado e institucionalizado? ¿Soñamos con una educación que fomente el deporte para desplegar habilidades sociales y hábitos saludables en todos los niños y jóvenes chilenos? ¿Soñamos con infraestructura solo para altos rendimientos o también con una red de polideportivos en barrios y poblaciones urbanas y rurales? En Chile no podemos pendular entre la euforia y la depresión dependiendo como nos va en un juego o competencia cuyos resultados son esencialmente aleatorios. Nuestra madurez deportiva y por tanto nuestra felicidad y conformidad con el deporte nacional, más allá del deseado bálsamo del triunfo puntual, descansa en el desarrollo coherente y consistente de nuestras políticas con nuestros objetivos. En la justicia y transparencia de los actos deportivos. En el progreso institucional y humano; en el clima de armonía adentro y afuera de la cancha; en el rol cívico del deporte y el deportista. En la grandeza de sus gestos y en la limpieza de sus debates. Madurez, felicidad, desarrollo, coherencia, consistencia, justicia, transparencia, progreso, institucionalidad, humanidad, armonía, civismo, grandeza y limpieza son entre otros los valores que debemos asociar al deporte chileno. Es un reto bello y muy difícil, pero jamás un sueño imposible.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Una oportunidad para el fútbol chileno

Han sido publicados algunos informes o estudios sobre el fútbol chileno. Uno de ellos, reconoce el alto valor de la marca Selección Chilena y otro una elevada deuda histórica de los clubes. Sin entrar en los detalles de ambos documentos o sobre las legítimas observaciones que pueden ameritar, me parece que detrás de ellos hay una oportunidad para el fútbol chileno. Se posicionó la Selección Chilena por un trabajo que anudó buena gestión directiva y técnica que generó éxitos deportivos y afecto popular a pesar que en los fríos resultados futbolísticos no se consiguiera nada jamás alcanzado a nivel de selecciones. La aureola de valor, el intangible que subyace en el proceso “Mayne-Nicolls - Bielsa” corresponde a un estilo definido, a una forma concreta de hacer las cosas y a una meta clara. Las razones que impidieron la sostenibilidad del proceso no afectan para nada la validez de la afirmación anterior. El aprendizaje es que aquello que generó el posicionamiento público y mayor valor económico de la marca Selección Nacional es posible replicarlo a nivel de Competencia Nacional y, por ende, de los Clubes de Fútbol Profesional. Comparto con aquellos que sostienen que si el proceso anterior hubiera privilegiado estas dos últimas instituciones, con la misma fuerza que la Selección y otras derivaciones legítimas pero no prioritarias, como el fútbol femenino, la sostenibilidad del propio proceso como de sus ejecutores habría estado asegurada. A pesar de ello, reconozco la legitimidad de la opción de priorizar la Selección Nacional por la “fiebre” resultadista del ambiente ya que sólo con la Selección se consiguen resultados con la inmediatez y visibilidad que demandan la presión y fervor de hinchas, dirigentes, periodistas, productores y autoridades. Si estamos dispuestos a financiar con un retorno en intangibles los triunfos de la Selección y lo que ello conlleva (“celebrar en la Plaza Italia tiene un precio” ) ¿por qué no apostamos con la misma vara por un Campeonato Nacional y Clubes Deportivos de primer nivel? Las Sociedades Anónimas Deportivas hasta ahora han significado un quiebre histórico con la lógica de responsabilidad pero no con la de la gestión. Las SADP han conseguido que el déficit financiero de la actividad deportiva recaiga en personas naturales concretas y no sea diluido en una corporación sin fines de lucro que en definitiva se torna irresponsable por falta de patrimonio. Pero un estado operacional deficitario no es alarmante y sintomático de una actividad es estado terminal, sino que parece consustancial a la actividad deportiva. Es más, ¿por qué solo aceptar déficit operacional en la Selección y no en la de los clubes? Lo que genera inquietud es la falta de gestión detrás de los malos números financieros, la pobreza del espectáculo y el bajo valor social de la actividad. No en vano, al revisar cifras de grandes clubes mundiales se repiten déficits pero se percibe valor en torno a un partido, al campeonato y a la actividad en general. Las SADP han cumplido con la primera parte de la ecuación que las legitimó en su momento pero no han encontrado la fórmula de gestión necesaria para dotar de valor económico y social a la actividad y en concreto a su producto estrella: el campeonato nacional. Y acá hay una oportunidad para el fútbol chileno. Debemos conseguir un modelo de gestión que subsane esta asignatura pendiente. El Campeonato Nacional debe constituir un hito que legitime la participación y seguimiento del mismo, como ocurre por ejemplo, con la participación de la selección nacional en las eliminatorias. El Campeonato Nacional debe recuperar el sitial que le pertenece como gran centro de entretención social. Si toleramos el uso de nuestra actividad para posicionar la actuación pública contra males sociales que afectan a toda la comunidad, como la violencia, también hay que exigir vitrina para aquellos ámbitos donde somos ejemplo. El fútbol profesional chileno es un formador laboral pero no se considera a la hora de analizar las alternativas de formación para el trabajo. El futbol profesional es una fuente de trabajo juvenil pero no se le considera como Industria a la hora de estímulos y apoyos a quienes contraten a menores de 30 años. El fútbol profesional es la punta piramidal de un trabajo formativo que educa e integra socialmente pero no se le considera a la hora de destinar recursos en la materia. Si los mismos actores y los mismos clubes han innovado en materias como el CDF y han permitido el desarrollo de la marca Selección Nacional no veo imposibilidad de hacerlo con el Campeonato Nacional y con la actividad misma. Nombres propios más o menos, el fútbol chileno tiene los recursos humanos y materiales necesarios para dar un salto de futuro incrementando el valor económico y social de la actividad. Hay talento directivo, técnico y futbolístico. Hay que “anudar” la trilogía con sentido y proyección de futuro, convencidos que es tarea y beneficio de todos.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Una de cracks

Junto con rendir homenaje al ex futbolista y entrenador Edson Beiruth, y de paso reconocer el afecto y apoyo que Colo Colo le brindó no solo en su funeral, es bueno detenerse para reflexionar sobre los futbolistas de tercera edad en Chile. Ya hemos escrito en otras oportunidades que durante muchos años, de forma consentida por la ley, el empleador y los futbolistas profesionales, éstos no cotizaban pero se les descontaba un porcentaje de su sueldo para financiar un Fondo de Bienestar creado por el DFL n°1 de 1970. Dicho fondo, además, recibiría aportes de los clubes y del propio Estado. (*1) Lo concreto, es que el Fondo de Bienestar nunca se creó y que salvo el descuento a los futbolistas nadie más hizo su contribución. Es verdad que por un hecho natural y obvio, que no es ni desprecio ni abandono, un ex futbolista como toda figura pública, nunca tendrá el conocimiento ni la popularidad de sus años activos y la lucha contra ese aparente enemigo es uno de los procesos más duros que deben vivir quienes en su momento convivieron con la popularidad. Sin embargo, no es menos cierto que aún en el ostracismo los ex futbolistas tienen derecho a que alguien les reconozca los años trabajados y el monto cotizado por escuálido que haya sido. Lo que duele no es la soledad del ex futbolista. Lo que duele es el desamparo de quien fue trabajador profesional, contribuyó de buena fe para tener un fondo de bienestar y hoy no tiene derecho a ningún beneficio social propio de la mayoría de los trabajadores chilenos por mínimo que haya sido su ingreso imponible. Nadie es responsable directo de lo ocurrido porque hay culpas compartidas. Sin embargo, la naturaleza propia del deporte y los valores que irradia una noble actividad nos obliga moralmente a reaccionar y hacer algo. Una señal, un gesto que permita demostrar que estos cracks están vigentes. Se me ocurre que en la pretendida sociedad de garantías por la que permanentemente abogan nuestros líderes políticos y sociales hay espacio para quienes fueron los héroes de muchos chilenos. Por ello, sugiero que en una primera etapa se otorgue pensión de gracia a todos quienes han sido seleccionados chilenos para los campeonatos mundiales de 1966 y 1974. Una vez resuelto ese tema, trabajar por darle vida al Fondo de Bienestar que financiado con imaginación y colaboración solidaria permita atender con rigurosidad y transparencia casos graves y a los Centros de Día, nueva iniciativa gubernamental que es una casa de acogida en la que puedan estar ex futbolistas de la tercera edad y que les permita estar durante el día en un entorno de seguridad, cuidado, entretención y afecto. Una tarea que se puede encausar a través de la Mutual de Ex Futbolistas, entidad liderada por los ex mundialistas del 62, quienes gozan del apoyo y la confianza suficientes para liderar estas iniciativas Quienes nos hicieron felices con sus regates, su goles y juego bonito se alegrarán mucho si por una vez somos nosotros, los hinchas que crecimos admirándolos, los que les ofrecemos una gran jugada. ¡Sería de cracks.! *1 (http://blogs.cooperativa.cl/opinion/deportes/20120530160840/otro-aporte-de-los-mundialistas-del-62/)

viernes, 10 de agosto de 2012

Políticas Públicas del Deporte

Depende quien sea el interlocutor estos JJOO son considerados un éxito o un fracaso deportivo para Chile. La emoción que generó Tomás González o el aporte del Estado con la gran cantidad de dinero invertido en preparar deportistas de alto rendimiento, esgrimen como argumentos a favor. En la vereda del frente, predominan las críticas fundadas en la decepción de algunos deportistas o en la ausencia de medallas como no se ocurría desde Seúl . Participar en los JJOO en sí mismo es un mérito para el deportista. Sobre todo en un país sin hábitos, cultura ni medios deportivos como el nuestro. Es un mérito deportivo mayoritariamente individual y detrás de las historias personales queda en evidencia el esfuerzo familiar del deportista exitoso, la soledad con que éste enfrenta la mayoría de sus años de vida deportiva y las pugnas, abiertas o soterradas, de federaciones, colegas y/o entorno que le obstaculizan en vez de allanar su camino hacia el alto rendimiento. Aún así, creo que eso no debiera ser el tema que nos ocupe ya que son solo consecuencias de un mal mayor. No se solucionará el problema del deporte chileno aún cuando el COI o el IND asuman que tienen que jugar aún más activa y decididamente para solucionar los conflictos internos de las federaciones y deportistas y erradiquen de una vez las malas prácticas o nepotismos. Es más, hay federaciones que son ejemplo de organización y transparencia con muy malos rendimientos. No se solucionará el problema si cambian los perfiles de los dirigentes y deportistas. También hay pugnas, y gravísimas, en deportes considerados de élite y con dirigentes aparentemente bien ilustrados y capacitados. La principal carencia y debilidad es que no tenemos una Política Pública del Deporte, con objetivos, estrategias y medios y que nos permite distinguir entre fines y medios, trabajar y evaluar con perspectiva y mediciones objetivas. El país, la prensa y las emociones se vuelcan cuando hay una competencia que genera rating, orgullo y/o entretención. Pero se apaga la luz y todo vuelve al ostracismo. ¿Es el deporte chileno la causa social que la cobertura mediática de un buen o mal rendimiento deportivo en las Olimpíadas hace presumir? No lo creo. ¿Es considerado el deporte chileno como cualquier otra política pública? ¿Se miden los beneficios y costos? ¿Se ponderan los medios, su eficacia y pertinencia ? ¿Se discute de deporte en el Parlamento, en las Universidades, en los Foros de Opinión? Creo que no. Así como confundimos el derecho deportivo, que es el conjunto de normas y reglas que rige la actividad deportiva, con el derecho al deporte, que es la legítima facultad del ciudadano de acceder a la práctica del deporte, también confundimos una política deportiva con un plan de construcciones, actividades, financiamientos y/o capacitaciones en deportes. Nos hace falta un debate nacional, amplio e informado, para definir la visión deportiva del país; la misión de los órganos rectores del deporte y la estrategia que utilizaremos para hacer de este país un grupo humano que práctica deporte y de paso crea las bases para el alto rendimiento. Hay que crear un circuito virtuoso que une indisolublemente a aquel que hace deporte solo para entretenerse con quien lo práctica para competir y vivir profesionalmente de sus logros. Tendremos un país con buenos hábitos y calidad de vida, orgulloso de sus logros deportivos y con una imagen externa potenciada por deportistas de excepción que son, sin duda alguna, los mejores embajadores de la imagen país.

lunes, 23 de julio de 2012

DON ELIAS: GRANDE COMO UN ESTADIO

No sólo la justicia del homenaje a uno de los más grandes futbolistas chilenos de todos los tiempos sino que hacerlo en vida, es lo que se agradece cuando se bautiza el Estadio Playa Ancha de Valparaíso con el nombre de Elías Figueroa. Debo reconocer un afecto y respeto especial por don Elías. Tres veces mundialista, 1966 en Inglaterra, 1974 en Alemania y 1982 en España, también fue tres veces el mejor futbolista de América cuando los mejores del continente, incluido Pelé, jugaban precisamente en esta parte del mundo. Exceptuando la Selección de 1962, que está en una galería especial del Museo de los Héroes del Fútbol y la 1998, de cuyo proceso directivo me siento parte, personalmente creo que la Selección Chilena de 1974 juntó a una legión de jugadores extraordinarios, encabezados por don Elías, a los que admiro hasta el día de hoy. Y si el gol de José Luis Sierra contra Camerún es la emoción mundialista que mejor atesoro porque el Coto será siempre un grande para todos los que sentimos la roja de Unión Española y vivirlo en el estadio es imborrable, la imagen mundialista que siempre me acompaña es la de Don Elías, en primer plano televisivo, después de estrellar un remate en el travesaño contra Australia bajo el diluvio alemán. Tengo experiencias directivas importantes, pero debo confesar que compartir directorio con Elías Figueroa en la Corporación Deportiva de Peñalolén junto a dirigentes como Alfonso Swett y Julio Riutor ha sido una muy buena escuela. El año 2006 firmamos juntos la Declaración de Santiago, documento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Promover y Difundir el Deporte como agente de Paz y Desarrollo. Su intervención sobre los valores asociados a la práctica deportiva y su propia experiencia personal fue conmovedora. Este reconocimiento a don Elías Figueroa es una gran oportunidad para que nos acostumbremos a reconocer en vida a los que hacen cosas. Hay que imitarlo y no sólo en el fútbol. También un estímulo para acostumbrarnos a llamar a los estadios por el nombre de la persona que queremos honrar. Elías Figueroa, Julio Martinez, Rubén Marcos, Sanchez Rumoroso, David Arellano, Germán Becker, Carlos Dittborn, Lucio Fariña, Nelson Oyarzún y otros más, merecen instalarse como sinónimos de estadios y hacer efectivo el homenaje a las personas que nuestro fútbol reconoce y venera. Me acuerdo de los Panzers y si bien don Elías no jugó en el equipo campeón de 1968 , hoy sería una buena oportunidad para que las tribunas del recinto, como en Santa Laura y en San Carlos de Apoquindo, recuerden a los que mejor estimen los wanderinos . Felicitaciones a Elías Figueroa. Gracias a los que han tomado la decisión de honrarlo en el Estadio Playa Ancha. Mis respetos al Wanderers y a todos los wanderinos. Con el nombre de su nuevo estadio evocarán una fuerza y una moral deportiva que los transformará en un equipo muy difícil de vencer. Un recuerdo a todos los héroes del fútbol chileno, que como Don Elías, merecen de nosotros un cariño y gratitud tan grande que un estadio. .

sábado, 21 de julio de 2012

Legitimidad Social del Futbol

Hace algunos días, en el primera feria del fútbol interesante iniciativa que espero se consolide, fui invitado a compartir un panel sobre el Fútbol y su impacto en la Sociedad. Junto con destacar los valores asociados al deporte propiamente tal –salud, educación, prevención de conductas riesgosas, desarrollo de habilidades sociales como trabajo en equipo, lealtad, solidaridad- expuse el aporte concreto que el fútbol profesional hace a través del empleo de jóvenes entre 18 y 25 años con rentas promedio que superan con creces el sueldo mínimo. Asimismo, demostramos que muchas empresas dispuestas a colaborar con la comunidad a través de programas de responsabilidad social o interesadas a potenciar el desarrollo de sus ejecutivos encontrarían en el fútbol una herramienta muy valiosa de apoyo. Así lo demuestran, entre otros, programas sociales como el “fútbol calle” o las conferencias de liderazgo dictadas por destacados ex futbolistas o vigentes entrenadores de fútbol. Sin embargo, y a pesar de las evidencias que pueden demostrar todo lo anterior, el fútbol no es el deporte favorito para los responsables de la toma de decisiones a la hora de contratar una herramienta de desarrollo y no solo en programas de contribución a la sociedad o de formación de ejecutivos. Las barreras que genera nuestro fútbol las podemos agrupar en tres grandes capítulos: Alta conflictividad de la actividad. En muchas Industrias, la competencia entre los operadores de la misma, es la característica más importante, como ocurre en la banca, el retail y las telecomunicaciones por ejemplo. Sin embargo, en estas industrias ni las empresas ni las personas se descalifican, agreden o desprestigian mutuamente como se hace en el fútbol. Alimentado por la pasión propia de un juego tan emocionante, el fútbol y sus actores no saben poner límites a la fase competitiva y trabajar en la fase colaborativa. Nunca he visto a los presidentes o directivos de empresas competitivas tratar a sus pares como se tratan los líderes de los clubes de fútbol cuando tienen que dirimir legítimas diferencias o intercambiar argumentos en una materia abiertamente opinable. Falta de transparencia de la actividad. Hoy día se han derrumbado los muros entre la vida púbica y privada cuando la actividad es socialmente relevante. No basta con las obligaciones legales para sentir que se informa adecuadamente sobre la actividad. La sociedad exige cada día más información y más coherencia entre lo que se dice y que se hace. Cuando hablamos de transparencia, no sólo hablamos de evitar los fraudes sino que nos referimos a la publicidad e información de los actos que se desarrollan por los actores del fútbol. Hay muchas actividades propias del fútbol que ya no soportan la histórica y a veces fundada opacidad con la que operan aunque no haya norma legal que lo prohíba: el sorteo, calificación e informes de los árbitros; las audiencias de los tribunales, comisiones o directorios; las negociaciones y transferencias de futbolistas; etc. En línea con los últimas tendencias en la materia, se demanda información financiera abierta para los accionistas y también para cualquier interesado. Innovación en la gestión. El fútbol es un espectáculo y como tal compite con todos los actores insertos en la Industria de la entretención. El cine, los conciertos, los centros comerciales, entre otros, son los competidores a los que hay que vencer para conquistar el gasto que las familias están dispuestas a realizar. ¿Es nuestro fútbol un espectáculo seguro, competitivo y emocionante? ¿Son seguras, ordenadas y limpias nuestras instalaciones deportivas? Me temo que seguimos trabajando para “sacar adelante” el partido y no para producir un espectáculo y ello es el principio del fin porque sin espectáculo irán muriendo los clubes capaces de jugar partidos. Confío mucho en el fútbol. Creo que es la mejor herramienta de posicionamiento, desarrollo y promoción social que una empresa u organización comprometida con la comunidad, sus clientes y trabajadores puede encontrar. Uno de los mejores lugares para trabajar para la juventud chilena. Un espectáculo atractivo como ninguno. La misma convicción y cariño que me hace creer en el fútbol es la que me mueve a pedir cambios. No sólo se modifica lo que anda mal. Para conquistar sustentabilidad y futuro, innovar es imperativo.

jueves, 5 de julio de 2012

Eurocopa y algo más

Ha sido una competencia extraordinaria. Buena infraestructura, celosa organización, planos amplios en las transmisiones televisivas, públicos comprometidos con el espectáculo y modelos efectivos del control de la violencia de los ultras. El arbitraje debe asumir que con los adelantos tecnológicos no se puede seguir asociando la suerte de un partido al buen o mal cometido de los árbitros si ya hay suficiente emoción con la contingencia incierta que depara el rendimiento de los propios futbolistas. En lo futbolístico, la posesión del balón es la clave en la que descansan las selecciones más exitosas. La condición física, más que para dar vértigo se emplea para asegurar la posesión del balón, la presión sobre el rival y la profundidad del ataque del equipo. El campeón España, más que una lección de fútbol de toque (tiquitaca le llaman), da una señal del valor de apostar por conceptos más que por nombres propios. No son los individuos los que aseguran los éxitos, son las ideas claras bien ejecutadas. La selección española juega como el Barcelona sin necesidad de Guardiola en la banca ni de Messi en la cancha. La personalidad de Vicente del Bosque vuelve a centrar las miradas en los futbolistas como los actores más importantes y en su rendimiento como el factor más gravitante. A pesar que Del Bosque movió las piezas con la maestría de un ajedrecista, demostró un conocimiento acabado del juego, de sus rivales y de sus jugadores y ejerció con sus variantes tácticas una influencia importante en el resultado del juego, jamás posó de héroe ni de gladiador. Una lección para aquellos que hacen de la dirección técnica la clave del éxito en este juego. España mostró distintos esquemas, incluso en el mismo partido, instalando la flexibilidad como una variante más de la seguridad táctica y poderío técnico contra la lectura fácil que califica como señal de desconcierto cambiar de hombres y de tácticas. Nadie más seguro de sí mismo que aquel que se permite variantes. Una Eurocopa multirracial en la que países que en la página inmediatamente anterior de la historia renegaban de la integración racial tienen a hijos de inmigrantes como sus íconos nacionales. Balotelli, más que una apología a la rebeldía, es un ejemplo que el mundo de hoy es de los humanos y no de aquellos que son originarios o transplantados a la tierra nacional que entre todos debemos hacer crecer. El fútbol se instala como un fenómeno social extraordinario que rebasa lo meramente físico y quien cree que para navegar en los mares universales sólo debe estarse a los escrito por las grandes mentes, hoy es invitado a abrir las ventanas de su biblioteca y observar esta aventura humana que, como todo lo inmenso, nace de algo simple y muy sencillo como puede serlo un juego de balón. Finalmente, en una Europa que parece derrumbarse, la gente demuestra pasión y energía suficiente y nos hacen creer que serán capaces de salir adelante. Eso sí, atravesarán el desfiladero solos y eso se lo han notificado sus propios líderes políticos. En los palcos de la final hay un aviso que nada importa más que el propio interés del que manda. A pesar que parte del camino que les llevaría a ese sitial lo pavimentaron por su rechazo al tratamiento que da Ucrania a la ex primera ministra Yulia Timoshenko, los jefes no dudaron en asistir y dejar en letra muerta una recomendación de la propia Unión Europea. Vaya forma de decirnos algo que ya presumíamos: los derechos fundamentales de Yulia, como los de todos, no valen más que un flash. Por eso, las lecciones de los deportistas van más allá del fútbol: el mundo de verdad está en la cancha y no en los gabinetes. ¡¡¡Y en la cancha se ven los gallos!!! .

miércoles, 30 de mayo de 2012

Fondo de Bienestar y Centros de Días para los Viejos Cracks

Se celebran los 50 años de la obtención del tercer lugar de la Copa del Mundo de Fútbol por el que Pelé ha considerado el mejor equipo de la historia de Chile hasta el día de hoy. A los homenajes, merecidos y que hablan bien de una comunidad deportiva que reconoce a estos campeones, se suman otras reflexiones que salen a cuenta cuando miramos la historia de nuestro futbol y, en especial, de nuestros futbolistas profesionales. Si bien encarnan muchas veces el papel de héroes de la patria, estos deportistas son profesionales que trabajan en esta actividad. Sin embargo, su relación laboral siempre fue muy precaria. Avanzó el año 1970 con la dictación del DFL n°1 de Guerra que constituyó el estatuto de los deportistas profesionales y actividades conexas. Finalmente, recién el año 2007 se igualó con el régimen general del trabajo. Antes del año 1970 debemos presumir que el deporte era amateur y eran contados los casos de deportistas que tuvieran una relación laboral propiamente tal. Entre 1970 y 2007, si bien había una relación laboral especial y recibían ingresos constitutivos de renta, como el sueldo y las primas, no se hacían cotizaciones previsionales como el resto de los trabajadores asalariados, con los graves riesgos para ellos y sus familias. Para compensar la falta de una cotización previsional, y los beneficios derivados de ésta, el DFL n° 1, creó un Fondo de Bienestar de los Futbolistas Profesionales y prometió un reglamento para la organización de estos fondos y leyes que se pronunciarían respecto de su financiamiento. Extraordinaria idea, que compensaba la falta de seguridad social de los deportistas con un fondo que iba a financiar las prestaciones de salud y vejez que demandaran. Sin embargo, los Fondos de Bienestar jamás se constituyeron. Hay responsabilidades compartidas en la materia, tanto de los propios futbolistas y de aquellos que tienen el rol de liderazgo como dirigentes y autoridades. Cuando miramos el paisaje de los futbolistas profesionales de antes de la era del oro futbolístico (digamos pre-1982 por generar hitos mundialistas) son contados los casos de los deportistas que tienen una relación profesional importante que les permita asegurar su vida y la de su familia. Por regla general, al día de hoy son trabajadores esforzados, que le ganan a la vida con un esfuerzo notable trabajando en diversas áreas. Todos con un vacío previsional que se les aparece implacable en la tercera edad o en la emergencia. Hoy, cuando aspiramos a crecer en la sociedad de las seguridades, es la hora de constituir el Fondo de Bienestar para ir en ayuda de los casos urgentes que viven aquellos héroes olvidados, que conservan la dignidad y no piden, pero que necesitan. Todos podrían postular al fondo en busca de ayuda, con un sistema reglamentado que garantice justicia y transparencia tanto en la concesión del beneficio como en la captura de los fondos necesarios para financiarlo. Además de estas ayudas de emergencia, pondría foco en nuestros futbolistas de tercera edad y animaría a la Federación a crear los centros de día, replicando la gran iniciativa gubernamental para acoger y atender diariamente a los adultos mayores, liberando a su familia y mejorando su calidad de vida. Un símbolo de respeto por nuestro pasado sería permitir a nuestros ex futbolistas pasar el día reunidos entre ellos, recibir atención integral y, de paso, ayudar con sus conocimientos, charlas y experiencias, en la cancha o en el aula, a miles de niños. Jóvenes que al escuchar a estos hombres con historias abrirán sus mentes, soñarán con el imposible que constituye el trampolín que todos necesitamos para ir más adelante. ¡Como todos ellos!. El 62 y siempre que entraron a una cancha.

viernes, 18 de mayo de 2012

Factor Pellegrini

Quisiera reinvindicar el gran trabajo realizado por Manuel Pellegrini en el fútbol español. No sólo la inédita clasificación del Málaga a Champions sino toda una trayectoria con el Villarreal (la que hoy recobra valor con el descenso del equipo levantino) y con el Real Madrid (celebrar el record de 100 puntos del Real Madrid 2012 es argumento suficiente para aplaudir un segundo lugar con 96 que obtuvo el “mister” chileno). Manuel Pellegrini tiene un estilo de trabajo “made in” Chile. Un estilo forjado en la cantera técnica de un chileno, Fernando Riera, y probado en clubes, canchas y jugadores chilenos. Los éxitos de Pellegrini en Ecuador, Argentina y España no se entienden sin su experiencia chilena. La diferencia o el valor de la oferta técnica y laboral de Pellegrini, puede que se haya construido en su permanente capacitación en el extranjero. Quizás ello podría explicar por qué entrenadores chilenos con el mismo recorrido no hayan tocado la tecla del éxito del ex jugador de Universidad de Chile. (Y excluyo expresamente a Arturo Salah quien a mi juicio triunfaría con creces en Europa) Me interesa este punto porque si hay algo que caracteriza a los entrenadores chilenos de fútbol, en general, es su reticencia a la capacitación y formación continua. No sólo no van a la cancha por una mala entendida lealtad con los entrenadores que trabajan sino que son reacios a participar en seminarios, foros, debates como actores y/o como espectadores. Asimismo creen, erróneamente, que es más sabio el que sabe lo que el otro ignora y por ello no son proclives a compartir conocimientos o propiciar instancias grupales que capaciten. Sin embargo, esta falta de capacitación también es consecuencia de la escasa oferta de formación y al nulo aporte que los clubes y las asociaciones hacen para apoyar la capacitación. Hoy, Manuel Pellegrini está en Chile y nada se organiza, con la debida anticipación, para escuchar sus experiencias, debatir sus planteamientos y sistematizar como conocimiento transmitido, las vivencias de este exitoso profesional. Creo que debemos empujar la capacitación y la formación. Confío en que habría recepción en las nuevas autoridades del INAF, por su experiencia académica, pero el motor del aprendizaje no está en el aula ni en el profesor sino en el propio alumno. No es de extrañar que cada día más técnicos extranjeros lleguen a Chile. Presentan bien las cosas, hacen gala de metodología y sistematización. Trabajan la presencia escénica y construyen equipos multidisciplinarios. Tienen una vinculación aunque sea ideológica con entrenadores exitosos. Quizás es lo primero que hay que aprender y reconocer en nuestros pagos. Hay muchos técnicos chilenos vinculados con el Factor Pellegrini, por haberlo tenido de compañero, entrenador o rival, que debieran construir una estrategia personal de mostrar con convicción lo que proponen y hacer muy convencidos lo propuesto. La presencia en Chile de nuevas ideas y visiones del juego, metodologías de entrenamientos y técnicas de liderazgo ya no exigen desplazamientos desde o hacia Chile. El mundo, gracias a la revolución de las comunicaciones, es cada día más cercano. Pero en caso de ser necesario, traer a uno es mejor que hacer viajar a cien. La capacitación para ser exitosa, no necesita ser exclusiva y excluyente. Es más, se aprovecha mejor compartiendo y debatiendo la información con otros pares aunque sea el rival de turno en la dura tarea de entrenar. No son mejores quienes saben lo que otros ignoran. Son mejores los que permanentemente están aprendiendo y compartiendo sus conocimientos. Quizás el Factor Pellegrini pueda ser el gatillante para convencernos que a los buenos que han venido de afuera, podemos sumarles los buenos entrenadores que hay en Chile y que no se atreven a renovar su oferta, capacitación de por medio. ¡Los estamos esperando, porque hay garantía de éxito!

domingo, 8 de abril de 2012

Juguemos hoy el Mundial Sub 15


Si duda alguna el fútbol chileno ha reforzado su imagen corporativa con la confirmación de la Copa América 2015. Un gran éxito directivo que mata fantasmas sobre la exclusión de nuestro país del circuito internacional de la FIFA y que avala a un directorio que empezó su gestión con alto descrédito público.
La Copa América en Chile, además, es la oportunidad para que “La Roja” se instale por primera vez en la galería de países campeones con una generación dorada de futbolistas que van a tener, como muchos creemos, dos mundiales en el cuerpo y probablemente gran actuación en las tierras de Pelé.
Pero la Copa América no será el único acontecimiento deportivo que vivirá nuestro país el año siguiente al Mundial de Brasil.
Habrá un campeonato mundial de jóvenes sub 15 que puede ser el punto de partida para construir la generación del relevo. Para generar un masivo circuito virtuoso que incentive a más jóvenes chilenos a dedicarse a la práctica del fútbol, independiente de que en definitiva opten o no por la carrera de futbolista profesional.
Aprendamos de las lecciones del pasado. No fuimos capaces de entrelazar el Mundial Juvenil del 87 con la Copa América del 91 y si bien la generación del 87 fue la que nos llevó a Francia 98, dejamos pasar muchos años sin aprovechar sistematizadamente su experiencia y condiciones.
Para que los jóvenes del 2015 empiecen a constituirse en los motores del fútbol chileno del futuro, el Mundial Sub 15 hay que empezar a jugarlo desde ya.
Pero no en aquello que leemos como lo más importante para el éxito del mundial. Para no desentonar con los tiempos, las urgencias son los estadios y la infraestructura material y no las personas.
Hay que empezar a jugar el Mundial Sub 15 del 2015 desde hoy y con nuestros niños. Abrir las puertas y ventanas de Pinto Durán y permitir que entre aire fresco para romper el virtual monopolio del fútbol cadetes que, por lo demás, se ha mostrado insuficiente como el revulsivo necesario para el recambio de futbolistas.


En efecto, no pocas de las últimas transferencias internacionales de jugadores chilenos son de muchachos que llegaron a los primeros equipos porque fueron descubiertos en torneos escolares, ligas vecinales o realities a edades donde les quedaba poco o nada de tiempo en el fútbol joven.
Hay miles de chilenos que en sus ligas aficionadas muestran extraordinarias condiciones pero que no se integran a las divisiones inferiores de los clubes por razones de estudio, distancia, recursos y otras que son imputables a las debilidades propias de la organización del fútbol cadetes.
Abramos Pinto Durán haciendo jugar a todos los chilenos en edad de competir el 2015.
No importa que en definitiva ninguno de los jóvenes dé la talla técnica, táctica y atlética que exijan los responsables de las selecciones menores.
El sueño mundialista generará en nuestros jóvenes una movilización tanto o más valiosa que la selección misma.
Estaremos sensibilizando y comprometiendo al chile joven con una gesta deportiva que les pertenece e instalando a los que serán los ídolos deportivos del mañana en la retina de los hinchas del futuro.

martes, 13 de marzo de 2012

¿Donde está el problema?

Arrecian las críticas contra la dirección e institucionalidad del fútbol chileno.
El partido con Ghana, la programación de partidos al mediodía con altas temperaturas, la vinculación de directivos con barras, el relajo disciplinario por el eventual perdón a seleccionados castigados, la creación de la segunda división profesional, entre otros, aparecen como graves problemas que aquejan al fútbol chileno.
Efectivamente son hechos opinables y muchas veces, por no decir todas, cuestionables. Pero me nace la duda si esos son los verdaderos problemas del fútbol chileno.
El partido con Ghana, selección integrada por jugadores de muy buen nivel, fue realizado por agentes FIFA, entidad que es el aval de todo el fútbol mundial y cuyos funcionarios y colegiados, por el sólo hecho de serlo, gozan de gran reconocimiento en Chile y el resto del mundo. En este caso, fallaron quienes detentan el monopolio para producir estos partidos como han errado otros productores contratados por el fútbol chileno.
La programación de partidos al mediodía es una costumbre en Ligas que parecen excelentes, como Inglaterra y España y fue durante muchos años la alternativa de un club serio como Universidad Católica en el Santa Laura. Hacerlo con elevadas temperaturas parece afectar a los deportistas.
Al respecto, debemos conceder que el gran calor de Marzo era difícil de imaginar para la ANFP, como debió serlo para la UEFA, predecir las bajas temperaturas que enfrentan este invierno los equipos de la Champions.
La vinculación de directivos con barras brava, que se demuestra con entradas de cortesía que no tienen explicación coherente, es un problema de hoy como ayer.
Se califica de relajo disciplinario porque a los jugadores se les permite ejercer un derecho contemplado en estatutos y reglamentos desde que se creó la antigua Central de Fútbol. Derechos de los deportistas que nunca nadie ha objetado por ilegítimos o contraproducentes.
La creación de una segunda división tiene más de respuesta al antiguo clamor por un campeonato de reservas para dar mayor continuidad de juego a los jóvenes y acelerar la madurez de nuestros futbolistas que de atropello al campeonato profesional que organiza la asociación de futbol amateur, paradoja de por sí más curiosa.
¿Por qué las comunidades e instituciones que progresan no vuelven atrás? ¿Por qué a pesar de las crisis, los cambios de gobiernos, la diferente calidad de los funcionarios públicos, las sociedades conservan y sostienen sus avances?
Porque fundan sus avances en cambios estructurales y no en aciertos coyunturales.
Y éste es el problema del fútbol chileno. Hemos dado pasos gigantes en cuestiones coyunturales y aleatorias. Pero muy pocos en cuestiones estructurales y sostenibles.
Clasificamos a mundiales, como el 66, 74, el 82 y el 98. Pasamos a segunda ronda, como en Santiago y Paris. Recibimos invitaciones a importantes torneos internacionales de fútbol joven, como Alcudia. Pero, como ayer, al primer cambio de mano, volvemos atrás.
Es evidente que en el pasado debate electoral de nuestro fútbol, por diversas razones imputables a todos, también lo estructural sucumbió a lo coyuntural
Por eso, la mejor ayuda que podemos dar a nuestro fútbol es detenernos y preguntarnos seriamente: ¿Dónde está el problema?
Yo no creo que esté en lo que estamos debatiendo en estos días.

sábado, 25 de febrero de 2012

Gestión de Multicanchas

Recorriendo comunas del Gran Santiago y del resto del país, he podido constatar la gran cantidad de multicanchas abandonadas o sin uso en barrios con numerosa población.
El argumento más usado para explicar el abandono de dichas instalaciones es la falta de interés de los jóvenes. Sin embargo, una vez establecido el diálogo con los habitantes de la zona empiezan a debilitarse los argumentos que aparentemente justifican el abandono o desuso.
Ocurre que en muchos barrios, la mayoría de los vecinos son adultos mayores o hay matrimonios jóvenes con niños en edad pre escolar o básica y como la infraestructura sigue siendo la estándar de dos arcos de baby fútbol y dos tableros de baloncesto parece lógico que no haya usuarios. En otras, la actividad merece ser entretenida, novedosa y bien organizada para que sea atractiva para el público joven.
Entonces queda en evidencia que es la característica y calidad de la infraestructura y oferta deportiva una barrera mayor que el mero interés.
La solución es adecuar la oferta deportiva-recreativa a los intereses de las personas. Para ello, el método más eficiente es destinar un gestor que se haga responsable de un plan deportivo y recreativo que haga posible el uso efectivo de la infraestructura.
Para el buen cometido de su labor, el gestor estará obligado a conocer quienes viven en el barrio, sus necesidades y preferencias. Ello garantizará que en dicho espacio físico se realicen actividades de interés para el grupo humano residente en el barrio y con ello empezará a gestarse un movimiento social en torno la multicancha con muchas externalidades positivas.
Para facilitar el trabajo de dicho gestor de la infraestructura, las multicanchas podrían estar insertas en una corporación de derecho susceptible de recibir donaciones por ley y con ello apoyar el financiamiento de las actividades que el gestor planifique, incluidas obras de mejoramiento.
La gestión la pueden hacer personas naturales o jurídicas, debidamente capacitadas, supervisadas por el Instituto Nacional del Deporte y con garantías del uso eficiente de los recursos y de la idoneidad del contenido de la oferta deportiva que se imparte.
Nos imaginamos un profesional con conocimientos deportivos y de gestión involucrado en dar un uso continuo a la infraestructura que se le ha delegado, no solo porque es su trabajo sino porque detrás de su capacidad de dinamizar la vida social y comunitaria va a generar una oportunidad concreta de desarrollo humano.
Alcaldes, autoridades vecinales y deportivas debieran incluir entre sus objetivos prioritarios y permanentes el transformar a la multicancha en un centro de encuentro de personas cada vez más recluidas en sus domicilios por temor, carencias o soledad.
Estoy convencido que vecinos y profesionales del deporte y la recreación, aprovecharían la oportunidad en un país que, por las características de nuestras viviendas sociales, millones de compatriotas sólo tienen como patio la multicancha de su barrio.

Asignaturas Pendientes

El deporte chileno avanza y consigue logros en los campos deportivos que no son frecuentes. Los Panamericanos y la Copa Sudamericana son testigos de esta realidad. Parece claro que nuestros deportistas son capaces de competir y ganar en la contienda internacional.
Aunque muchos creen lo contrario, estimo que el despegue de nuestro deporte hay buscarlo afuera de la cancha. Allí hay muchas tareas y muy pocos dispuestos a trabajar en ellas.
Todos quienes están alrededor del deporte privilegian ocuparse de temas propios de la competencia deportiva y son contados los que asumen tareas alejados de la práctica y el rendimiento propiamente tal. Muchos influyendo en unidades técnicas, pautas de entrenamiento, etc. y muy pocos en la logística, implementación y capacitación para crear las condiciones necesarias para que los deportistas desplieguen todas sus potencialidades.
Un gran entrenador de fútbol joven, seleccionado chileno y mundialista, el “superclase” Mario Moreno insistía en el amplio campo de trabajo que teníamos los dirigentes afuera de la cancha y alejados de la pelota para olvidarnos de influir en la selección de jugadores, formación del equipo, tácticas de juego o sistemas de entrenamiento.
El ejercicio directivo en el ámbito técnico debiera enfocarse en la designación del responsable deportivo y dejarlo trabajar en las mejores condiciones. Pero la tarea directiva no se agota con la elección de entrenadores y la conformación de planteles. Recién ahí empieza el trabajo directivo.
Hay que potenciar el trabajo afuera de la cancha en todas las disciplinas deportivas del país. Por ejemplo, en el fútbol joven, tema que conozco más que otros deportes, hay muchas tareas para conseguir facilidades de estudio; apoyo en transporte desde y hacia los lugares de entrenamiento; alimentación y medicina para deportistas; asistencia social; formación integral en valores; desarrollo de habilidades sociales; infraestructura deportiva; gestión de campeonatos; generación de ingresos necesarios para financiar los gastos operacionales.


Cuándo revisamos las estructuras de gestión, el contexto logístico, la formación y apoyo extradeportivo al practicante y sus entrenadores, nos encontramos con muchas carencias. Estas no son de alto costo ni demandan grandes inversiones. Exigen gestión, aprovechamiento de sinergias. En suma, vocación de destinar allí el tiempo del voluntariado directivo aunque sea menos glamoroso y con nula visibilidad pública.
Así como hay deportistas capaces, también hay infraestructura suficiente en Chile. Lo que ocurre es que las instalaciones las dejamos estar, abandonamos a los clubes de barrios y a los deportistas aficionados que practican en ellas , ignorando que son ellos los ciudadanos que más y mejor derecho tienen en la materia.
El deporte chileno no necesita obras faraónicas ni políticas revolucionarias. Necesita sistematización, foco y objetivo alcanzables. Apoyo afuera de la cancha a los protagonistas.
Debiéramos darle el carácter de verdadera política pública al deporte, no en vano es un derecho ciudadano. Asumir de una vez por todas que los réditos sociales de la actividad deportiva son más que suficientes para destinar en ella más tiempo, más recursos y más gestores.