lunes, 21 de marzo de 2011

Una gran oportunidad

El fútbol chileno se encuentra frente a una gran oportunidad de transformar sus diferencias en un factor de progreso.
Todas las alegaciones, de una y otra parte, se fundan en supuestos ilícitos estatutarios que no acaban de probarse y si lo hacen, no son suficientes para cerrar el debate.
Falta de probidad, conflicto de intereses, elecciones no competitivas, falta de diálogo, bases inconsultas, entre otros,son argumentos que se esgrimen de una y otra parte.
Sin embargo parece no haber claridad estatutaria ni reglamentaria que zanje esas diferencias. Menos doctrina ni jurisprudencia. En algunos momentos prima la buena fe, en otros la mera literalidad, y siempre queda la impresión de una injusticia o un abuso, lo que termina perjudicando la fe pública en la actividad.
En estas circunstancias es propicio tener voluntad política de cambiar, adecuar y hacer cumplir la normativa que los propios clubes acuerden.
La primera responsabilidad personal e institucional de todos los que de una u otra forma participan de la actividad es avanzar en mayor institucionalización, limitar la discrecionalidad para minimizar el uso abusivo de la misma y siempre garantizar los principios del fair play que legitiman social y moralmente esta actividad.
Antes que una lista de consenso, hay que generar una agenda consensuada y asi estaremos transformando a la institución como la rectora de una actividad que si se personaliza se contagia con la pasión y excesos propios de la dinámica deportiva.

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