domingo, 16 de diciembre de 2012

Carta Abierta a Unión Española

Escribo desde la trinchera de hincha de Unión Española una vez finalizado el Campeonato de Clausura del Fútbol Profesional de Chile 2012. Escribo con respeto por el equipo campeón Huachipato y por la gente de Talcahuano que a poco tiempo de una gran catástrofe natural celebran que les sonría el sol . Han pasado los años y las emociones del fútbol de Unión siguen vigentes con fuerza e intensidad. Sólo cambian los compañeros de grada porque los hijos han reemplazado a los amigos; las tardes en Santa Laura a las reuniones dobles en el Nacional y la distancia que hace inalcanzables a los futbolistas por la cercanía que permite reconocer a la persona que hay detrás del crack. Para esta Unión ha terminado un campeonato más. Con la misma sombra que tapó la imagen televisiva del gol colocolino de Edson Beiruth el 70. Con la misma soledad del regreso a casa después del triunfo del Everton de Pedro Morales el 76. Con el mismo mazazo propinado por el Cobreloa de Acosta el 2004 y la misma desilusión por no voltear a la U de Markarian el 2009. Esta Unión ha jugado un campeonato a gran nivel. Como lo hacía en los 70 con Alonso y Santibañez; en los 90 con Suárez y Acosta y, por cierto, en el 2005 de Calera y Díaz. En esta Unión han jugado extraordinarios futbolistas. Como también lo fueron el “Pinina” Palacios y “Pancho” Las Heras; Mario Lucca y Ricardo Perdomo; Marcelo Vega y José Luis Sierra; el “Pony” Ruiz y José Luis Sánchez; el “Lalo” Azargado y Juan Carlos González; Sebastián MIranda; José Luis Jerez, Manolo Neira y “Sam” Bravo. También había corazón tan rojo como el de “Manolo” Rodríguez, el “Cha-Cha” Avendaño o Félix Landa En esta Unión han convivido la emoción propia de un relato de Díaz Correa o Solabarrieta; la profundidad característica de una columna de Sotomayor, Costas o Con; el dinamismo típico de un programa conducido por Gálmez o Lara. A esta Unión la acompañaba el afecto popular; la guiaban las estrellas del 43 y 51 y la miraban desde el balcón eterno el “Nano” Fernández; “Pancho” Urroz , el “Gaita” Beperet y el “Chico” Cremaschi. Esta Unión y su fútbol nos han conducido a momentos míticos como aquellos a los que nos transportaba con su prosa el “nuestrísimo” Julio Martínez (JM). No quiero aparecer complaciente ni que me engañe mi optimismo habitual con el equipo. Tampoco deseo que me traicione el afecto y respeto por el “Coto” Sierra, quien junto al “Nino” Landa, está en la galería de los inmortales del club. A las capacidades del técnico y los jugadores, en esta Unión se suman el probado buen juicio del propietario Jorge Segovia, del directorio liderado por José María Llorente y del gerente general Johnny Aswhell. El futuro siempre demanda nuevos desafíos y más que buscar remedios para lo que no ha de volver debemos aprovechar las experiencias pasadas como combustible para los nuevos tiempos. Estoy muy convencido que hay mucho margen de crecimiento y triunfos para Unión Española. Institucional y deportivamente, en Unión Española hay objetivos muy claros, convicción en las políticas y gran compromiso de las personas participantes. Esto es un activo de muchísimo valor que no poseen todos los clubes y que es muy difícil de lograr y mantener en un ambiente tan especial como el fútbol. Lo anterior, me permite invitar a mirar el bosque y a no detenernos en derribar el árbol (“de acero”) que nos ha caído encima y que genera la natural rebeldía, disconformidad y decepción que acompaña a toda derrota. Creo que el diagnóstico de lo ocurrido está claro. También creo que el remedio está a la mano. Es evidente que el club se ha transformado en uno de los modelos de negocios más sostenibles que hay en el fútbol chileno. Es un proyecto que transmite los valores propios de la actividad deportiva y los especiales de esta conducción, como son la convicción en metas, el trabajo duro, perseverante, transparente y responsable para conseguir los objetivos. La responsabilidad social de Unión Española encuentra una plataforma en las divisiones inferiores del club al sacar a cientos de jóvenes de los riesgos de la calle generando una cultura deportiva que los aleja de los peligros de la droga y la delincuencia. Por si eso no bastara, para algunos jóvenes constituye una fuente de empleo que les permite acceder a remuneraciones que su formación y redes personales no les otorgarían. Si prospera el proyecto de ciudad deportiva, la comuna sede de la misma se verá favorecida urbanística, ambiental y socialmente por la construcción de una infraestructura como la planificada y por la oportunidad de recreación que la misma significará para el sector. Finalmente, y lo que no es menor, la imagen de España seguirá siendo querida y respetada en nuestro país porque sin duda la Unión es el mejor embajador hispano en estas tierras. Es cierto que el título de campeón era un gran trampolín para todo ello. Convencido que vienen días de triunfo porque siempre se premia el buen hacer y a las buenas personas, simplemente felicito a todos porque Unión Española es un ejemplo de hacer las cosas bien. Nos vemos en Santa Laura. Ojalá que seamos tantos y con tanta pasión como la última vez. ¡Fuerza Unión!