martes, 28 de junio de 2011

EN LA COPA DE AMERICA

Se inicia la Copa América 2011 y como siempre, parece que nos jugamos la suerte del chile futbolístico en la cancha, olvidándonos que las contingencias inciertas de ganancia y pérdidas propias de un juego, hacen de tal apuesta algo muy arriesgado y de paso ponemos en los hombros de futbolistas y técnicos desafíos que no necesariamente ellos deben salvar.
Ocurre, por ejemplo, en cada mundial. En Chile 1962, en Inglaterra 1966, en Alemania 1974, en España 1982, en Francia 1998 y, recientemente, en Sudafrica 2010. Nos sentimos dueños del universo futbolístico, pregonamos los mayores éxitos y encumbramos a nuestros futbolistas entre los mejores del mundo. Posteriormente, como el péndulo que es compañero de ruta de nuestro país desde tiempos inmemoriales, destrozamos todo, refundamos incluso lo que no hemos fundado y queremos reconstruir lo que aún no levantamos.
Creo que en esta Copa América tenemos equipo y entrenador suficientes para representarnos con dignidad y a la altura de los que somos. Ni los peores ni los mejores, pero buenos.
Dejemos que los medios de comunicación hagan su trabajo de posicionamiento de la Copa América, el mejor contenido del momento, pues invierten para tener éxito con ello. Dejemos que los auspiciadores revolucionen la franja de avisos trabajando por el retorno comercial que los motivó a serlo. Dejemos que el comercio de turismo presente el torneo como una de las maravillas del mundo. Dejemos que los nuestros jueguen y que, si ganan o pierden, sea solo en la cancha.
Sin embargo, al mundo del fútbol no es sólo la Copa América los que nos debe movilizar. También nos debe movilizar hacer de nuestro fútbol una gran actividad. ¡Seguro que es útil para ello ganar la Copa América!. Pero no es lo único ni lo primordial.
Debemos tener una Federación fuerte y respetada. Que se soporte en la Selección Nacional pero que también debe abordar las selecciones menores y los otros juegos derivados del fútbol con similar preocupación. Federación que considere dentro de sus obligaciones principalísimas trabajar por el buen posicionamiento público de la actividad, los clubes, deportistas, dirigentes y funcionarios relacionados. La ANFP y la ANFA, por igual, deben ser asociaciones transparentes y eficientes capaces de organizador ligas atractivas y competitivas.
Los Clubes deben ser sólidos, financiera y deportivamente, con estadios y espectáculos de calidad y seguros para todos. Con divisiones inferiores donde realmente se formen futbolistas, con todo lo que ello significa en términos de infraestructura, recursos humanos y financiamiento.
Con un INAF más involucrado en la capacitación de los actores vigentes, entregándoles los conocimientos necesarios para enfrentar los nuevos desafíos de la industria: tecnología del deporte, medicina deportiva, derecho deportivo, nuevas tendencias en gestión directiva y otros temas relevantes para mejorar, sin olvidar que también tiene un papel activo en superar los problemas que va revelando la contingencia, como el arbitraje, la formación de técnicos y la violencia en los estadios.
Si abordamos este desafío de hacer de nuestro fútbol una actividad con buena reputación, de calidad y sostenible no sólo tendremos un fútbol mejor y más desarrollado, sino que también nos instalaremos para siempre en LA COPA DE AMERICA.

sábado, 11 de junio de 2011

La Grandeza Social del Fútbol

La Selección Chilena de Fútbol está nuevamente ad portas de una participación internacional. La Copa América nos espera. Las entradas, los hoteles, los viajes están agotados. La Selección Chile sigue viva como sentimiento y como producto.
Los auspiciadores entienden que el genérico fútbol arrastra multitudes y apuestan por la Copa América. Otras marcas, aprovechan el efecto lateral, se suben a esta fiebre y desarrollan promociones que tienen como ganchos más espectaculares las entradas al partido o los encuentros con jugadores y técnicos de la selección.
Entonces, hay que cuidar el fútbol. Este deporte es el deporte de Chile y nada hay que lo impida. Ni la crónica roja que achaca al fútbol y no a los delincuentes la violencia en los estadios. Ni la crítica discriminatoria que achaca a este deporte malas prácticas directivas y no a las personas que las ejercen.
El deporte fútbol es un buen deporte y sus seguidores son buenas personas. De otra forma no habría promociones que benefician a los que siguen o gustan de este deporte porque nadie quiere como clientes a los malos. No habrían ligas aficionadas ni deporte escolar que lo practiquen.
Cuando se discute por las tremendas diferencias sociales que hay en nuestro país ( “un latente polvorín” , dicen algunos) y se reclama por oportunidades concretas de movilidad social, el deporte fútbol permite que niños humildes dejen atrás sus días de hambre y miedo y encuentren el paraíso en la tierra.
Pero el paraíso en la tierra no es el Udinese de Alexis o el Bayer de Celia. Ni el Monterrey del Chupete o el Sevilla del Pitbull.
Cuándo no hay vivienda ni comida diaria, cuando hay hacinamiento y marginalidad, el paraíso está en el baño con agua caliente, la ración de alimentos diarios, el médico de cabecera, el viático para la locomoción y en otros servicios, básicos pero no por ello ausentes, que le entrega la rama cadetes de cualquier club de la ANFP a los miles de jóvenes que practican el fútbol federado.
El paraíso está en el digno empleo como futbolista profesional, en un país con un alto desempleo juvenil, que se encuentra incluso en la tercera división profesional. En el sueldo, siempre superior al ingreso mínimo al que la mayoría de los jóvenes futbolistas podrían aspirar en otras actividades.
El deporte fútbol tiene la vida profunda, generosa y permanente que suelen tener las actividades nobles que benefician a las personas buenas.
¡¡¡Cuidemos al fútbol que el fútbol cuida de miles de jóvenes y familias chilenas ¡!!!